era Sengoku

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En la era de Sengoku después de la derrota de Naraku muchos cambios se vieron presentes en la nueva era de paz, muchas personas aceptaron las uniones entre humanos y yokais, e inclusive se formaron algunas aldeas donde sus habitantes eran uniones humanas con yokais y como todos sus hijos eran híbridos no tenían temor de ser rechazados.

Pero también existían yokais que se negaban a tales atrocidades, algunos yokais aun tenían la creencia de que los de su clase no debían mezclarse con los humanos, entre los que pensaba así estaban los ChatNoir una clase extraña muy conservadores, ellos se distinguían por sus orejas de gato y sus colas esbeltas, su vista nocturna, en otras palabras rasgos gatunos, por sus creencias cada vez eran menos y era más difícil para ellos la supervivencia, por lo que vivían alejados de las aldeas humanas y de los reinos de yokais, no quería que nadie se diera cuenta de la situación en la que se encontraban.

Entre las pocas familias que quedaban se encontraba la familia Agreste, quien fuera una de las más importantes en otros tiempos, ahora vivían recluidos en lo profundo de un bosque, los Agreste se distinguían por ser rubios un rasgo bastante raro y único, por eso se cuidaban mucho Gabriel y su esposa inculcaban a sus dos hijos Adrien y Félix a odiar y despreciar a los humanos.

Un día mientras Gabriel y su esposa iban de casería Félix y Adrien jugaban por el bosque, cuando repentinamente sintieron el aroma a humano, Félix siendo un año mayor decidió que debían regresar a casa, pero la curiosidad de Adrien pudo más y quiso ver, de legos pero verlos, Félix lo dejo solo, y Adrien fue a mirar, eran unos niños jugando, pero maltrataban e insultaban a una niña, de cabello azabache, Adrien sabía que algunos humanos odiaban a los híbridos pero esa niña era humana, y no entendía por qué la molestaban, cuando la dejaron en ese lugar y los demás niños se fueron, la niña se dejó caer y lloro, espero a estar sola para hacerlo, eso le llamo mucho la atención de Adrien, parecía tan delicada pero no se dejaba caer y solo se permitía llorar estando sola, y casi sin poderlo evitar se acercó a ella.

-¿me comerás? – fue lo primero que dijo la chica al velo de cerca.

- no – fue lo único que respondió Adrien, que seguía avanzando hacia ella.

- ¿me mataras? – siguió preguntando, limpio sus lágrimas para verlo mejor.

- no – otra vez fue su respuesta.

- ni si quiera, para eso soy buena... - dijo para sí misma la chica pero Adrien escucho.

- ¿eso te lo dijeron esos niños?

- pensé que no hablabas.

- esos humanos se burlaban de ti ¿Por qué?

- porque me odian, como todos en la aldea, la única persona que no me odia es el alcalde, por él es que sigo viviendo ahí pero nadie me quiere.

- dime porque.

- qué curioso eres, pero te contaré, mi mamá era una humana muy bonita y un yokai la quería como esposa pero ella no lo acepto y se casó con mi papá, también era humano, me tuvieron a mí pero un día regreso el yokai y exijo a mi madre, pero se enfureció de saber que ella ya estaba casada, mato a mis padres y me dejo viva, no mato a ningún otro aldeano, pero destruyo las cosechas y los cultivos, bloqueo el paso del lago y por mucho tiempo la aldea no tuvo con que alimentarse, y el alcalde pidió mucha ayuda a otras aldeas, y ahora cada año que se cultiva algo la mitad la entregamos a las aldeas que nos ayudaron, por eso cada año sobrevivimos con muy poco.

- pero eso no es tu culpa, y no tienen por qué hacer eso.

- el alcalde siempre dice eso, pero nadie aparte de él me acepta, todos los demás tiene miedo que pase lo mismo conmigo, que un yokai me busque, dicen que me parezco a mi madre y que seré bonita, que otra vez los yokais les atacaran por mi culpa, ya no tengo amigos y los niños me dejan sola en el bosque para que una bestia me coma o me mate.

Asecina!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora