El peligroso mensaje detrás de las películas nacionalistas

825 48 3
                                    


El peligroso mensaje detrás de las películas nacionalistas: Que nuestro soldado vuelva a América para ser libre.

Cuantas veces vamos al cine para desconectarnos de una realidad abrumadora y sin embargo nos encontramos absortos ante un espectáculo de guerra entre A vs B haciendo crecer un odio instaurado por los mismos quienes lo realizan, conectándonos con la misma realidad que buscamos evitar.

Alguna vez creí pensar que los thrillers de acción donde las granadas vuelan como monedas de un centavo de dólar, donde las balas perforan enemigos injustificados, donde el hacer morir a los malos es dejar vivir a los buenos para después terminar con un remate de tinte humanístico donde 'todos somos monstruos' justo antes de exterminar a todo ser de oriente, todo esto era como tomarse un shot de adrenalina para salir de nuestro entorno aburrido donde la muerte de un ser querido nos sigue afectando. Ese tinte humanístico no existe en los soldados y militares que luchan contra el terrorismo, todo se trata de sacrificio por la propia patria hasta que salvan a un compañero, defienden a una mujer, descubrimos que tienen hijos. Esos son los recursos utilizados por los guionistas que a su vez suelen ser contratados por empresas productoras, para identificarnos con los personajes y generar interés en el espectador. Ahora que sabemos que es uno de los nuestros, que siente igual que todos nosotros y que cuida de algo más allá de su propia persona, no queremos que muera. Queremos que mate a todos los enemigos necesarios para asegurarnos de que vuelva a casa, sano y salvo...que vuelva a América.

Estas son historias que no solo ya conocemos de memoria sino que dialogan con nuestro inconsciente para victimizarnos e identificarnos con personajes que disfrazan su crueldad con humanidad para que creamos y apostemos a estos valores nacionales que lejos están de ser nuestros.

Si viajamos atrás en la historia del guión, del cine y de la literatura de ficción, damos con la idea de que el choque entre dos fuerzas es necesario para contar una historia ya que 'sin un conflicto no hay nada que contar'. Desde el punto de vista clásico-occidental hay que elegir un enemigo. Alguien que atente al valor slogan de Norte América, la libertad, y la manera de lograrlo es dando un vistazo atrás en la historia. El enemigo puede estar representado por un grupo de rebeldes de Irak, un político ruso, un jeque árabe, un líder comunista y hasta un dictador propiamente occidental, Hitler (un recurso que nunca falla). ¿Qué mejor manera de olvidarnos de las guerras armadas y sustentadas por Estados Unidos que trayendo al nazismo a nuestro campo de juego? Una ideología racista y xenofóbica que a muchos de nosotros hoy en día nos cuesta entender pero que al igual que la siempre heroína yankee no solo y también mató a miles de inocentes sino que hasta hoy en día mantiene el orgullo nacional como bandera de exterminio a todo lo que piense y luzca distinto a él. Por que la idea de libertad tan defendida por Estados Unidos y que tan tentadora nos parece, resulta ser libertad solo para los Americanos . Todo lo que pertenezca al otro lado de sus propios límites demográficos como les resulta Oriente y ahora para Trump lo es también Latinoamérica, es problema de otros. Al final resulta ser que la idea de identificación que generan estas películas que a su vez atenta contra la idea de humanidad por el simple hecho de existir, no es más que propaganda de un valor tan insólito e inexistente en su contemporaneidad como lo es la idea de amor nacionalista, patriótico. (Rescato de acá muchas historias que parecen entender donde radica el problema como lo son Apocalypse Now y las trilogías The purge y The hunger games.)

Todas las guerras, todo el entretenimiento propagandístico para olvidar que los países no son más que delimitaciones que el hombre realizó para poder organizar el mundo y las personas de otros países, sexo, religiones, apariencias, son igual de personas que nosotros. Entonces no es un problema del presente, es algo que traemos con nosotros mismos desde las primeras conquistas, masacres nativas y el prejuicio humano de negar lo distinto. El problema hoy en día radica que en estos prototipos thriller-occidentales de creer que la mujer no puede ser la heroína, de que el presidente de Estados Unidos se puede salvar a último minuto y que la humanidad es identificable en el territorio occidente mientras que todo lo que está del otro lado es salvaje, inhumano e imposible de comprender, en vez de romper con esto siguen sin mostrarnos las caras de los orientales que matan como a moscas pero si la de los norte americanos, ponen una a mujer en la historia pero para que cumpla su función de mujer, ayudar al hombre a encontrar su lado sensible y siguen generando esta idea de que lo humano es geográfico.

Así encontramos entre los clásicos de Hollywood y las películas más taquilleras que no necesariamente tienen que ser norteamericanas, que el mensaje a través de la historia del cine sigue siendo el mismo. A pesar de estar en el siglo XXI y de haber crecido en muchísimos aspectos seguimos sin darle valor a lo que verdaderamente importa y mientras tanto la fanfarronada nacional sigue siendo clave para envenenar cabezas de millones de ciudadanos comunes que solo quieren ir al cine para divertirse. Usar el entretenimiento para seguir lavando y plantando ideas ajenas en cerebros que creen que desconectan sus realidades cuando en realidad, a través de la identificación y la sensibilidad absorben una realidad que no les es genuina. Entonces eliminar el machismo, el racismo y la xenofobia siguen siendo temas de Óscars, discursos y videos virales que nos afectan e importan tanto como para compartirlos en facebook siempre y cuando siga encontrándome a gusto en mi zona de confort, en una plutocracia que solo existe para los que tenemos la suerte de nacer aburguesados.

No pido reacción ni activismo, solo conciencia de saber que cuando vayamos al cine no vamos a ver a un niño sirio llorar por que un joven sirio le apunta con un arma que Estados Unidos le dio pero si un plano en subjetiva de una madre en cámara lenta que mira hacia abajo para encontrar a su niño blanco con ojos celestes de su propia mano antes de ser sorprendidos por una explosión de bomba. Y entonces nos alteramos en nuestras butacas, por que somos tipos sensibles. Mientras la música compuesta para la escena hace de esto algo puramente emocionante, al final lo único que queremos es que nuestro soldado vuelva a (nuestro) América para ser libre.

Pero no nos olvidemos, tampoco, que América no es solo un país, es un continente.

Manifiesto absurdo de un presente que no existeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora