Sobretodo negro, barba corta y prolija, ojos miel, pelo lacio y recogido.
Intenso. Típico pero inusual ya que el tiempo se pierde entre obligaciones que nos hacen olvidarnos de lo importante. Esto era importante pero él no lo sabía. No había manera de que lo supiera. Sobretodo negro, barba corta y prolija, ojos miel, pelo lacio y recogido. ¿Cuantas veces debería repasar su imagen para no olvidármela? Sobretodo negro, barba corta y prolija, ojos miel, pelo lacio y recogido. Llevaba planos bajo el brazo, vestía pantalones negros. Nadie lo observó como yo y eso que entre tanto anciano y tanto color tierra resaltaba como penumbra en medio de un faro. ¿De dónde venía? O lo que verdaderamente importaba, ¿a donde iba?
Lo observaba entre medios minutos, a veces cada dos. Era frustrante pensar que no podía acercarme más a él sin asustarlo. ¿Cómo podía observarlo más tiempo? Avancé hasta llegar a los escalones y me arraigué de la barra. Mi café se sacudía de a momentos pero lo tenía controlado.
Había algo distinto en él, algo que llamaba mi atención sobre manera. Sobretodo negro, barba corta y prolija, ojos miel, pelo lacio y recogido. Levanté la vista y la suya se encontró con la mía. Podría tratar de explicarlo pero no llegaría a ningún tipo de descripción medianamente leal a lo acontecido. Lo único que puedo decir es "silencio" y "dos segundos". Eso fue lo que bastó para hacer del momento un encuentro informal.
Tocó el timbre y volví mi vista al frente. Las hojas trataban de desprenderse mientras algunas personas pisaban las que tuvieron suerte sin levantar la vista. Sobretodo negro, barba corta y prolija, ojos miel, pelo lacio y recogido.
El colectivo frenó y él se bajó con una gracia que le daba sentido a su existencia. Detuvo su vista en el local de ropa varonil de enfrente y bajó la vista como todos los demás. El desencuentro me escurría los pensamientos, dolía saber que hay quienes nunca se encuentran.