Hubo un momento en el que no teníamos que justificarnos por no responder mensajes. No nos inquietaba compartir momentos, bastaba con vivirlos.
No revisábamos una pantalla, no nos sacábamos fotos a nosotros mismos porque una foto era un momento congelado y valía por eso...era único. Ahora hay tantos que nos angustia no saber si los vamos a perder de golpe. Confiamos en cosas llamadas "la nube", "discos externos", "pendrives" y no tenemos certeza de si en un par de años, días, horas, van a seguir ahí.
Éramos conscientes del artefacto y teníamos tiempos para cada cosa. Ahora ese tiempo es todo momento y generamos una dependencia adictiva.
Creamos de un pasatiempo, una necesidad y de una necesidad, un pasatiempo.