TREINTA Y DOS

187 9 0
                                    

—   Siento la demora —. Sophia entró a su habitación y se tiró en la cama a un lado de Tom.

—   Oh, no, descuida —. Tom le sonrió pasando una de sus manos por la mejilla de Sophia. — Aunque ya te extrañaba —. Admitió él, lo que hizo que Sophia le dedicara una dulce sonrisa.

—   Fue muy duro por lo que mi padre tuvo que pasar —. Murmuró Sophia bajando la mirada — Que el amor de tu vida muera, debe ser lo peor.

—   Debe serlo —. Comentó Tom. Sabía exactamente a lo que Sophia se refería. — Pero también debe ser superado, aunque nunca olvidado.

—   Eso es lo que digo —. Sophia volvió a alzar su mirada hasta Tom, acarició su mejilla con su pulgar derecho, pasándolo por el hoyuelo que tanto le gustaba de Tom, lo que hizo que él riera, tomándola por la cintura y recostándola sobre la cama.

—   Me alegra que comiences a llevarte bien con tu padre.

Tom se inclinó a ella para así besar sus labios, los que llevaba mirando por varios minutos. Ella sonrió sobre los labios de él correspondiéndole el beso, pasando sus manos por detrás de su cuello, dándole algunas caricias con la yema de sus dedos.

—Te quiero, Tom —. Susurró Sophia alejándose solo un poco de los labios para así poder mirarlo. Los labios de Tom se curvaron, formando así una sonrisa. Sophia no sabía lo feliz que se sentía Tom al escuchar aquello.

—   Yo a ti Sophia, mucho más de lo que crees.

Tom miró su reloj y se percató de la hora, no era tan tarde pero lo suficiente saber que debía irse.

—No había notado que hora era, debo irme —. Depositó un corto beso en los labios de Sophia levantándose de la cama. Ella se levantó también y acompañó a Tom hasta la puerta.

—Cuídate —. Sonrió Sophia tomando el rostro de Tom y volviendo a besar sus labios por unos minutos, separándose luego para sonreírle — Hablamos luego, ¿Si?

—Dalo por hecho —. Tom volvió a acercarse a ella y robarle un beso, seguido de una sonrisa y luego se despidió.

Salió de casa de Sophia y subió a su auto para conducir hasta la suya, al llegar, estacionó el auto en el garaje. Entró a su casa, saludando a sus padres, que se encontraban en la cocina.

—   Tom, ¿Puedes ir a buscar a Camille? —. Preguntó la madre de Tom.

—   ¿Dónde está?

—   En casa de Angelina —. Dijo la madre.

—   Pero mamá, Angie vive a tres cuadras, Camille ya es grande, puede venirse sola —. Se quejó Tom frunciendo ligeramente el ceño.

—   Thomas Morgan Wilson, vas a ir a buscar a tu hermana, ¿entendido?

—Mamá, no tengo quince años —. Tom la miró aun con su ceño fruncido — Iré, ¿feliz?

Su madre sonrió lanzándole luego un beso y Tom a regañadientes salió, decidió caminar, ya que la casa quedaba cerca y siempre le había gustado caminar de noche. Caminaba a paso lento, pateando una piedra que se había encontrado en el camino, estaba tan concentrado en aquella piedra que ni siquiera miró hacia al frente, lo que hizo que chocara contra una persona.

—Lo siento —. Dijo enseguida Tom mirando al frente, encontrándose con la gran sorpresa de que la persona con la que había chocado era Chace.

—   Tom, Tom, Tom —. Dijo él con una sonrisa ladeada.

—   ¿Cómo es que…?

—¿Que sé tu nombre? —. Rió Chace completando la pregunta que Tom no alcanzó a finalizar — Fuentes… Sé que eres el gran “amigo” de Sophia —. Pronunció eso acompañado de las comillas con sus dedos.

—Sí —. Tom respondió firme — Ahora discúlpame  pero debo ir a buscar a mi hermana —. Tom dio un paso para así comenzar a caminar pero Chace se interpuso en el camino.

—   No, no, no, tú no vas a ninguna parte, Thomas.

—¿Disculpa? Siento desilusionarte Chace, pero debo irme —Tom intentaba ser lo más cordial posible, aunque comenzaba a hartarse de la manera en que Chace le hablaba y miraba.

—El otro día le deforme la cara a tu amigo, el rubio estúpido de Cornish —. Se acercó a Tom y murmuró en su oído — Ahora sé que es a ti a que debía habérselo hecho.

La Única ExcepciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora