TRECE

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Tom asintió copiando el accionar de Sophia, sentándose a su lado bajo el estrellado cielo. Podía sentir como su ropa se humedecía por el contacto con el césped. Disimuladamente subió su mirada y la fijó en Sophia, que se encontraba en silencio mirando un punto fijo.

—    ¿En qué piensas? — Interrumpió Tom.

Sophia ladeó su rostro y miró a Tom, encogiéndose de hombros.

—En todo y en nada a la vez —. Musitó Sophia abrazando sus rodillas. Tom la miró confundido — ¿Nunca te pasa que piensas en tantas cosas pero luego sabes que no hay solución alguna?

Tom respondió negando con su cabeza.

—    ¿Nunca?, Que extraño, a mí me pasa muy seguido.

—    ¿Sin solución alguna? —. Murmuró Tom mirando hacia el cielo por un momento, para luego volver su vista a ella.

—    Sin solución. — Repitió Sophia apoyando su mentón sobre sus rodillas.

—    ¡Sophia! Aquí estas — apareció por el ventanal su mejor amigo abrazado de Summer.

—    Aquí estoy — dijo Sophia alzando su rostro para poder mirar a un muy ebrio Dave.— ¿Qué pasó?

—    Adivina quien vino a verte. — Sonrió Dave mirando a Sophia, esperando la respuesta de ella. Sophia se encogió de hombros. — ¡Chace!

Dave estaba más que ebrio, pensó Sophia, pues a su amigo no le agradaba Chace y nunca diría su nombre en un tono de felicidad.

—    ¿Qué? — preguntó Sophia algo sorprendida, levantándose enseguida de donde estaba. — ¿Qué hace aquí? ¿Dónde esta?

—    Esperándote en la puerta.

Tom se levantó y caminó detrás de Sophia, que enseguida se encaminó hasta la puerta donde un hombre de ojos azules y cabello castaño la esperaba con una fría expresión.

—    ¿Qué haces aquí? —. Preguntó Sophia una vez ya fuera de la casa.

—    ¿Acaso no puedo ver a mi novia? — Chace colocó sus manos en la cintura de Sophia acercándola más a él, haciendo que su nariz rozara con la de ella.

Sophia no sabía cómo era que había pasado, pero estar a pocos centímetros de los labios de Chace le daba asco, ya no sentía nada por él, ni siquiera cariño. Todo se había ido.

—    Déjame, quiero estar aquí, sola.

—    ¿Qué? — Chace enarcó una ceja mirando a Sophia con una sonrisa ladeada.

—    Lo que te dije, ya déjame. — Sophia se soltó de él decidida a caminar nuevamente hasta la puerta de la casa, pero antes de que ella pudiese entrar, Chace la tomó del brazo y la pegó bruscamente contra la pared de la casa.

—    No te vas, ¿Entendido? —Sophia con solo ver la mirada de Chace supo que estaba furioso, lo que hizo que sintiera escalofríos recorrer por todo su cuerpo— Ahora iremos a mi casa, ya van varias semanas sin hacerlo y no tienes idea cómo estoy.

Escucharlo decir eso hizo que Sophia sintiera aún más asco hacia la persona que se hacía llamar su novio. No quería más, no quería nada con él.

Chace comenzó a caminar hacia su auto cuando Sophia decidió escapar de vuelta a la gran fiesta de su amigo. Chace corrió tras ella y la detuvo tomándola de su mano, bruscamente la tiró al suelo haciendo que la mejilla de Sophia chocara contra el pavimento, dejando éste con rastros de sangre. Al ver la sangre y a su novia inconsciente sobre el suelo, Chace decidió irse de aquel lugar, antes de que alguien lo viera. Lo que Chace no sabía era que sí había alguien que vio toda la escena.

La Única ExcepciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora