VEINTIOCHO

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Chace al escuchar a Charlie se levantó de donde estaba dejando a Dave tumbado sobre el suelo, Sophia se agachó acercándose a su mejor amigoy lo miró sorprendida, nunca había visto a alguien de esa forma.

—Charlie, lo siento… Dave comenzó a agredir a Sophia y tuve que detenerlo de una forma —. Mintió Chace.

Charlie lo miró alzando ambas cejas. Ellie, su acompañante, se encontraba detrás de él mirando a Dave espantada.

—Charlie, no es cierto —. Habló Sophia fijando su vista en Charlie para luego volver a mirar a Dave. — Todo estará bien —. Le susurró pasando su mano por el cabello rubio de su mejor amigo.

—Chace, ¿Puedes retirarte? Por favor —. Charlie miró a Chace y éste asintió, saliendo rápidamente de la casa.

—¿Puedes ir a buscar un paño con agua? —. Sophia le pidió a Charlie, él asintió y caminó hacia la cocina.

Sophia ayudó a Dave a levantarse y lo recostó en el sofá, con la ayuda de Ellie. A los pocos minutos llegó Charlie con el paño con agua en sus manos, se lo pasó a Sophia y ésta lo pasó por el rostro de su amigo, limpiando así la sangre.

—   Llama a un doctor —. Dijo Sophia con unas lágrimas a punto de aparecer.

—   No, no es necesario… Estoy bien —. Murmuró Dave mirando a Sophia. — En serio, no necesito nada más.

—   Sophia, ¿Me puedes decir que fue lo que pasó? —. Preguntó Charlie saliendo de la cocina junto a Ellie.

—Dave vino a hacerme compañía por la tarde, después de ver una película escuchamos el timbre y era Chace… Él le pidió a Dave que se fuera pero yo no quería… así que se negó y ahí comenzó la pelea —. Explicó rápidamente Sophia. Charlie soltó un suspiro y miró a Dave.

—    Quédate hoy aquí.

Sophia fijó su mirada en Charlie y por primera vez en años le dedicó una sonrisa autentica y no fingida, la cual él respondió y luego se giró caminando hasta las escaleras junto a Ellie.

Sophia esperó a que su padre junto a su amiga terminaran de subir las escaleras para posar su mirada en Dave, mirándolo sin entender, se le hacía extraño que su padre actuara de esa forma.

—   ¿Estoy soñando?

—Si fuera así, sería una pesadilla —. Dijo Dave. Sophia rió y se levantó caminando hacia la cocina, abrió la nevera y sacó de ahí una cubera de hielo, para dejar unos cuantos hielos dentro de un paño. Caminó de vuelta al sofá y le dejó el paño con hielo por su labio, el cual estaba hinchado. — No te lo quites.

—   Gracias.

—   Es tan extraño que Charlie se comporte de esa manera —. Habló Sophia sonriendo luego.

—   Lo sé, hasta yo me sorprendo —. Dijo Dave soltando pequeñas carcajadas y se quejó al dejar el paño sobre su ojo izquierdo.

—   No puedo creer lo que Chace te hizo… —. Murmuró Sophia mirando apenada a su amigo, pasando su mano por el cabello rubio de él.

—   Es un monstruo.

—Lo sé — Sophia bajó su rostro y dejó salir un suspiro. —Y no puedo creer que tú hayas iniciado todo, Dave —comentó la castaña negando suavemente. —Eres un idiota —sonrió y llevó su mirada a la ventana. Una sonrisa se le dibujo en su rostro al ver que una gota de agua cayó y chocó contra el césped.

Comenzaría a llover.

Lo único que le gustaba hacer en días así era escuchar el sonido de la lluvia.

Tomó a Dave de la mano y lo ayudó a levantarse, éste se quejó diciendo que podía hacerlo solo y ambos subieron a la habitación de Sophia. Aún no era tarde pero aun así Sophia prefirió que su amigo se acostara en su cama y viera televisión, mientras que Sophia se sentó horizontalmente sobre el marco de la ventana abierta y se quedó mirando y escuchando el sonido más relajante para sus oídos: la lluvia.

—Desde que te conozco que adoras hacer eso. — Rompió el silencio Dave una vez que el programa que miraba en televisión estaba en comerciales.

—Así es, desde los cuatro años me siento en el marco de la ventana para escuchar la lluvia… ¿No encuentras que es el sonido más maravilloso que hay? —. Sophia miró a Dave, apoyando su rostro en su rodilla, las que tenía abrazadas.

—   Maravilloso no, pero sí me gusta.

—   Hace que olvide todos mis problemas —. Murmuró  Sophia con una sonrisa ladeada.

—   No es capaz de hacer que me olvide que tengo mi labio y ojos hinchados —. Rió por lo bajo el rubio mirando a Sophia.

—   Me siento muy mal por lo que te pasó, Dave.

—   No es tu culpa… Ese monstruo, no lo soporto.

—Lo sé, tampoco yo —. Murmuró desganada Sophia, recordando el momento en que Chace golpeaba a Dave, esa horrible imagen que tenía pegada en su mente, ver la cara de su amigo totalmente roja por la sangre que corría por su nariz y mejillas.

El chico suspiró, sabía que si le decía algo sobre “terminar la relación con Chace” sería una pérdida de tiempo, ya que, ella siempre tenía una excusa y aunque odiara las respuestas de Sophia, sabía que ella tenía razón, si ella terminaba con Chace, nadie sabría que sería él capaz de hacer.

Él era peligroso, muy, muy peligroso.

La Única ExcepciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora