Emma

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No sabía por qué había puesto más empeño de lo normal en el maquillaje. No sabía por qué esperaba que estuviese contenta al volver a verme. O quizás lo sabía. O quizás lo ignoraba voluntariamente.

Se había esforzado en ponerse unos vaqueros por mí. ¿Por qué tenía miedo de haberle destrozado un par de sus caros zapatos? No lo sé. Pero me gustaba esa sagacidad de la que había hecho gala.

Y todo había sido hermoso, todo había sido agradable, cálido, familiar, diverso.

Diverso de todas las amigas que había tenido.

Diverso de todos los amores que había tenido, y que no habían sido tantos.

Estaba...a gusto mientras nos encontrábamos en silencio. Estaba pendiente por las respuestas que nos dábamos, eran frases que llegaban como flechas a la diana. Y a cada una de ellas, alzaba la ceja para confirmar que había vencido.

Todo había sido perfecto. Se había quedo extasiada con el lugar, estaba encantada y había jugado conmigo cuando le pedí que cerrara los ojos. Experimentaba una paz que no sentía desde hace años. Hasta que decidí contarle el acontecimiento que me había roto el alma.

«¿Sabes? Hace un par de años esperaba un bebé»

Emma, coraje, despacio, puedes hacerlo. Probablemente saber que también yo he pasado por una cosa parecida la ayudaría a abrirse conmigo.

«Mi novio de entonces había dicho que lo quería, después lo pillé en la cama con una y me fui, sin decir nada»

No había dicho nada, se había limitado a mirarme apartando un poco el busto, alejándose del apoyo que la cancela representaba en ese momento.

«Cuando vi aquella foto en tu casa, de aquel niño, y después las lágrimas...no sé quién puede ser, pero seguramente por un motivo o por otro, ahora ya no está. Algunas semanas después de haberme cambiado de casa tuve un aborto y perdí al niño. Más bien un feto» trituraba mis cabellos, sin lograr levantar mi cara para mirarla a los ojos. Sentía una especie de tensión que procedía de ella. «Me he mudado de ciudad cuatro veces. Después llegué aquí. Tú me estabas dando un buen motivo para marcharme otra vez, ¿sabes? Después descubrí este sitio...y he encontrado paz»

Era el momento de enfrentar su mirada. Permaneció seria observando mis ojos, después se giró de nuevo apuntando su mirada más allá del precipicio.

«Eres una persona valiente, y hermosa, y fuerte, y yo nunca lograré ser como tú» su mirada estaba de nuevo cargada de dolor.

¡No, no, no! ¡Me había equivocado de nuevo!

¡Todo lo estropeaba con ella! A cada paso que daba para acercarme a ella, la hería, cada idea era un fracaso.

Un trueno se presentó de improviso, así como las nubes cargadas de lluvia sobre nosotras.

Se estaba marchando. Ella se estaba marchando. No, no lo iba a permitir. Me puse a correr para llegar a ella y le agarro el brazo obligándola a pararse. No se había dado la vuelta todavía, pero notaba que estaba llorando.

«¿Por qué no me dices lo que ha pasado?» lloraba, pero sus lágrimas se camuflaban en medio de la gotas de lluvia y me grita NO PERMITIRÉ QUE TE CONVIERTAS EN ALGUIEN COMO YO con tal rabia que lo recibo como un puño en el estómago.

La tiro de un brazo con fuerza cuando intenta soltarse. La aferro también del otro brazo y la sujeto, derecha frente a mí.

«¿Por qué insistes tanto conmigo? Déjame en paz»

For fair, for loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora