Capitulo 3

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Desperté con la luz de un amanecer que no parecía acabar nunca, no estaba cansado, no sentía frio. Por primera vez desde que alcanzaba a recordar, me sentía... Completo. ¿Pero porque?

Fue como si un millar de agujas se me clavaran en el cerebro, no, mejor dicho, era como si millares de agujas intentaran salir de mi cerebro, perforando mis ojos y cráneo en su lento avance. Con las manos sobre la cabeza grite y gimotee como un perro herido. Cuando paso el dolor tenía una sonrisa en mi rostro, y lo sabía.

Reí descontroladamente, estaba seguro de que si alguien me viera en este momento llamaría a una ambulancia sin vacilar. Me levante de la cama de un salto y quede de pie frente a esta. "¡Pero qué coño!" De repente estaba tumbado en el suelo, creía recordar vagamente la sensación de caída, un poco sorprendido comprendí que mis piernas no habían reaccionado a mis órdenes y se habían desplomado en el suelo. Me volví a levantar y fui hacia el cuarto de baño, eran las 5 de la mañana "Seguramente Patricia no vendrá a despertarme hasta las 7-15... " .

Me senté en el inodoro del pequeño baño que siempre utilizaba después de mis pesadillas y me mire al espejo. "¿Quién...Quien eres tú?" En el espejo había reflejado un joven alto y apuesto, no demasiado musculoso, pero lo suficiente para que se notara su fuerza, con un pelo negro como una noche sin estrellas coronando desordenadamente su cabeza y unos ojos de un azul grisáceo que parecían poder congelarte de una sola mirada. Me acaricia el rostro absorto por mi reflejo, estire de mis mejillas y me tire del pelo, "¿este chico..., soy yo?, pero es imposible... mis ojos no son de este color, yo no soy tan, tan... perfecto. A ver no es que este gordo, pero ahora parezco un atleta profesional. ¿Seguiré durmiendo?" Me pegue una fuerte bofetada, que solo consiguió dejarme 5 finas líneas sobre la mejilla "esto es imposible, ¿porque no me despierto?, no puede, no puede ser verdad..." Mire a mis ojos fijamente, sentí un ligero frio en todo el cuerpo y tuve la sensación de que el tiempo de ralentizaba cada vez más, no, sentía que esos ojos literalmente estaban congelando mi propio tiempo. Me lévate rascándome la mejilla de forma pensativa. "Veamos, me he despertado esta mañana de una forma extraña, mi cuerpo es simplemente increíble en cuanto me he visto en el espejo, y por si fuera poco me han cambiado de color los ojos... Pero por alguna razón, me gusta" Me quite mi camiseta frente al espejo para apreciar mejor el cambio de mi cuerpo y casi grito al ver unos musculo marcados y definidos tan imponentes que parecían rozar la perfección humana. Frente a mi había el reflejo de un hombre alto, imponente y fuerte, de ojos fríos como el hielo.

Tenía un pequeño colgante alrededor del cuello, en el final de una cadena de metal azulado que parecía refulgir con una luz casi sobrenatural había un pequeño zafiro azul, este no estaba sujeto a la fina cadena, estaba literalmente fusionado con el metal "¿Desde cuándo tengo algo así, y cuando me lo he puesto?"

Acaricie el zafiro para cerciorarme de que no era una ilusión, estaba cálido al tacto, parcia una locura pero hubiera jurado que palpitaba tenuemente al son de mi corazón, como una segunda sombra de mi órgano. Volví a sentir el fiero dolor en la cabeza de la última vez y a pocos instantes de colapsar, de sentir que moriría, recordé mi sueño, me recordé riendo como un monstruo y volví a sentir la euforia de haber matado brutalmente a mi pesadilla, sentí los suaves azotes del granizo en la piel, vi el ojo de la bestia descansando sobre la blanca ceniza de su dueño. El mismo ojo de zafiro que colgaba de mi cuello.

"No es posible, ahora está clarísimo que sigo soñando" Me pegue otra bofetada aún más fuerte que la anterior, pero no ocurrió nada, entonces agarre el colgante e intente sacármelo pero parecía estar adherido a mi cuerpo como una especie de imán, podía tirar de él, pero cuanto más lo alejaba, más fuerza hacía para volver a su posición original. Después de una hora de intentos fallidos me rendí y decidí que tampoco era tan malo llevar el colgante, pero esto no parecía un sueño, parecía mi internado a las seis de la mañana. "Está claro que algo paso después de que matara a ese monstruo y venciera a mi pesadilla, tal vez es algo como cuando me despertaba con los labios azules después de mis pesadillas aunque me asegurase de dormir caliente... Aunque desde luego esto es mejor que unos labios helados por un frio que no existe" pensé sonriendo a mi reflejo en el espejo, y antes de darme cuenta estaba acariciando el zafiro con orgullo "además, no es que me queden mal ni este cuerpo, los ojos ni el colgante. No me importaría quedarme así unos cuantos días más. Aunque me gustaría saber el porqué de todo esto..." Me puse la camisa y Salí del baño "Va... Da igual, ya me enterare en su momento, como era el refrán... A caballo regalado no le mires el diente. Eso mismo are" Afirme asintiendo para mí mismo mientras, de nuevo en mi habitación, cogía mi neceser, toalla y una uniforme de recambio "Y si estoy soñando, no es que me importe dormir un poco más. ¡Ya sé! Si no me despierto en 3 días significara que no es un sueño, está claro que es imposible inventar y recordar un sueño de 72 horas por lo que será una buena prueba" Con esta nueva idea en mi cabeza despeje de golpe todas mis preguntas sin respuesta y entre en la sala de las duchas, no había visto a nadie por el pasillo, pero era normal a las seis de la mañana así que no le di importancia. Antes de meterme en las duchas comprobé dos veces que eran las duchas masculinas "no caeré dos veces en el mismo error"

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