Capitulo 7

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El timbre que señalaba el final de la clase irrumpió en el aula, sin prestar atención a lo que decía la profesora todos los alumnos abandonamos el aula como una ola de cuerpos imposible de frenar. "Un momento, ahora que lo pienso ya han pasado casi 72 horas desde mi cambio de cuerpo, o mejor dicho evolución... Al menos ahora queda constatado que todo esto no es un sueño, bueno supongo que el poder hablar con Marck ya fue prueba suficiente, después de todo no creo que mi cerebro pueda copiarle la personalidad y forma de hablar de manera tan impresionante... ¿O sí? ¡Basta! Haber Saito, céntrate por favor. No le demos más vueltas al asunto, esto no es un sueño, punto y final. Y ya que estamos hablando del tema, ¿esa voz es real? Y si lo es, ¿de dónde viene? Quizás todo está en nuestra cabeza... Es una voz maquiavélica, inteligente, oscura, dominante y calculadora... Pero, creo que nos empieza a gustar, ¿verdad que si Saito? Después de todo yo también soy TU voz, dentro de tu cabeza, en tus pensamientos... No sería una locura pensar que tienes una faceta de ti mismo que desconoces. Además, tenemos que admitir que nos empieza a gustar el tono de su voz, creo que llegaremos muy lejos si la adoptamos como nuestra...".

Asentí con la cabeza a la voz de mis pensamientos, una ligera sonrisa apareció en la comisura de mis labios, y sentí como mi colgante vibraba con una calidez acogedora "¡ESPERA! ¿Qué estás pensando?" Me pare en seco con una medio sonrisa estúpida en el rostro, algunas personas se paraban a mirarme extrañados "Tú no eres así Saito. No eres un monstruo amigo mío, simplemente eres tú. ¡RECOMPONTE!" Sacudí la cabeza para despejar un poco los pensamientos extraños, y un poco más tranquilo sonreí sinceramente, el colgante me comenzó a parecer ligeramente más frio. "Bien, tengo que ir a la clase de informática, ahora me toca programación, creo." Busque a mi alrededor algún cartel que me señalara por dónde ir, al no encontrar nada pregunte a un alumno de primero que corría cargado de libros hacia alguna parte, este me señalo un pasillo y continuo su camino.

Una vez dentro del aula cogí un ordenador cualquiera del armario donde se guardaban los portátiles, antes me gustaba jugar con la imaginación y cogía siempre el número 13, después de todo, para mi simbolizaba el número del cambio, de la transformación, de un poder esotérico capaz de acabar con mis pesadillas. Tenía el ordenador número 10, por suerte este no estaba roto...

Paso una hora que se me hizo eterna, e hicimos una fila frente al armario de los portátiles para guardar los ordenadores "Es extraño... hace tiempo que no veo a Patricia ¿me estará evitando? Da igual, la iré a buscar i le preguntare después de clases" Por fin me toco a mi dejar el ordenador en el armario, solo faltaba yo y no había nadie más dentro del aula. Las clases habían acabado y el colegio se vaciaba cada vez más rápido de gritos, risas y en definitiva, almas. Me agache para poder mirar mejor los números de los cargadores de los pc.

Are una pequeñita explicación del armario, era un armario normal, con unos veinte huecos separados por barras metálicas en cada estante, en cada uno de estos huecos había un cargador con un número. Por lo que en cuanto se guardaba un ordenador en su hueco (por ejemplo, el ordenador tres con el cargador del hueco número tres) estos ordenadores se iban recargando para la próxima clase de informática i así tener toda la batería durante todas las clases. Un sistema perfecto sino fuera por los clásicos idiotas que colocan su ordenador con el cargador que no le corresponde, y aquí acaba nuestra pequeñita explicación.

Seguí buscando dentro del armario pintado de azul el cargador número 10, como suponía había un ordenador enchufado a este "Menudos, desordenados... ¿Tanto les cuesta colocar cada ordenador con su número?" Suspire un poco decepcionado y desenchufe el ordenador que estaba conectado al cargador 10, conecte mi ordenador y mire cual era el número del portátil que acababa de desenchufar... Era el 13. Me reí un poco por la coincidencia de que justamente fuera este portátil, el número 13.

Lo enchufe en su cargador y decidí buscar a Patricia. La busque en la cafetería, en su cuarto, en el patio, en la enfermería... Al final decidí preguntarles a algunas amigas suyas. Estas me dijeron que había salido del internado con otras amigas para comprar algo de ropa en el centro comercial. Les agradecí la información y pensé en ir a buscarla en el centro comercial, después de todo tampoco tenía nada que hacer en el internado y el ambiente no era muy bueno con todos los rumores que circulaban sobre mí, buenos o malos, prefería alejarme de ellos.

Nosotros entre YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora