Capitulo 8

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Camine lentamente por la calle mayor de la ciudad mientras miraba al cielo, los pájaros volaban por el cielo y canturreaban agudas melodías, llevaba las manos en los bolsillos y veía en el horizonte un sol pequeño, pero capaz de cegarme si lo observaba demasiado tiempo, veía la luna, blanca, colgada del cielo azul. La gente que caminaba junto a mi o en cualquier otro punto de la ciudad era la protagonista de sus propias vidas, con sus propias invisibles voces dentro de sus cabezas, siempre hablando, siempre discutiendo, únicamente callando en la muerte. "Haber, tengo que ir al centro comercial para hablar con Patricia, pero donde estaba el centro comercial... Y yo que me reía de ver a mis amigos aprendiéndose de memoria los lugares más visitados de la ciudad"

Pregunte a un policía, como buen ciudadano modelo, y este con una sonrisa, me señalo un enorme edificio al oeste de la ciudad, baje la cabeza en señal de agradecimiento y cuando me disponía a irme hacia el edificio entreví el número de la placa del policía, era la 0013.

Camine por una calle estrecha y limpia por la que caminaba muy poca gente en dirección al edificio que me había señalado el agente de policía. Me fije en el luminoso cartel en forma de cruz de una farmacia, era un cartel de esos que te decían la hora y la temperatura, pero en ese momento dos hombres fornidos, subidos a una escalera metálica, lo estaban reparando, mientras lo hacían el cartel marcaba una imagen congelada que parecía gritar al mundo unos irreales 13 grados de temperatura. "Vale, esto del número 13 empieza a ser un tanto raro..."

La calle que llevaba al centro comercial se detenía de golpe por culpa de unas obras en la calle, así que me tuve que resignar y cambiar de rumbo. "Tendré que buscar, otro camino para llegar a Patricia... Espera. ¿Qué es ese ruido?" Seguí el origen del extraño ruido y al fondo de un oscuro callejón vi como cuatro hombres sujetaban a una chica de mi edad, inmovilizándola, ya me temía lo que ocurriría a continuación, pero eran cuatro hombres.... ¡Cuatro! Además yo había venido aquí a buscar a Patricia, para disculparme, por... lo que sea que hubiera hecho. La pregunta era: ¿me podría perdonar el no ayudar a esa chica? ¿Lo conseguiría olvidar? ¿Conseguiría ignorar los remordimientos que siempre acompañan al testigo cuando este sabe que podría haber hecho algo para evitar el crimen?

Sin darme cuenta me estaba mordiendo el labio, y una fina gota de sangre cayo goteando por la comisura de mi boca. "Demasiada presión demasiadas dudas. ¿Qué hago?" Cerré los ojos con fuerza un segundo i pensé, razone y analice la situación como nunca "Si... después de todo, no es mi problema, seguro que ella los había provocado, si... yo he venido a buscar a Patricia, no a meterme en problemas. Buscar a Patricia... Buscar a Patricia..."

La chica dejo salir de sus lavios un lastimero y doloroso y desesperado gemido. Uno de los hombres le tapó la boca a la chica mientras reía.

Me gire, dándole la espalda a la violenta escena que acababa de presenciar. Una lágrima me caía lentamente por la mejilla, la lagrima de la impotencia. Una fuerte ráfaga de viento movió mi cabello y vi como un viejo boleto de lotería caía a mis pies, el boleto número 13 "Transformación, cambio, suerte... El símbolo del poder de cambiar mis pesadillas, mi destino... mi destino es el cambio. Si... yo he venido a buscar a Patricia, pero los objetivos, las leyes y las verdades las deciden los hombres y no el destino... ¿Verdad que si Saito?"

Me gire en dirección a los cuatro agresores y camine cada vez más rápido hacia ellos, hasta correr como un desesperado hacia los violadores, una salvaje sonrisa sedienta de sangre coronaba mi rostro, y mis ojos abiertos, azules y helados como los de una pesadilla infinita persiguieron el hedor de la sangre que aún estaba por derramar. Escuchaba a la voz de mi pesadilla canturrear una dulce melodía en mi cabeza, no, ya no era MI cabeza sino NUESTRA. "Vamos a divertirnos un poco amigo mío... ¡Al fin me llamas querido Saito! Temía que tuviera que esperar a verte en nuestras pesadillas. Me aceptas ¿Verdad que si? ¡Me aceptas!" Sonreí aún más, mostrando mis dientes en una sonrisa diabólica, estaba alcanzando velocidades que me parecían imposibles, lo veía todo como una película a cámara lenta y escuchaba con perfecta claridad el suave i a la vez frenético latido de mi corazón, de la adrenalina acariciando todas las venas de mi cuerpo "No te acepto... ¡Pero te usare!" "JAJAJA" Rio la voz de mi pesadilla "Pues utilízame amigo mío, controla al monstruo, domínalo, destrúyelo, convierte te a ti mismo en un monstruo capaz de matarme... Otra vez" La voz rio y continuo su delicada melodía, su feliz canturreo. Escuchaba los latidos de los corazones que había frente a mí, un corazón asustado, desesperado, y cuatro ansiosos, cuatro bestias que no merecían el latido de sus órganos, olía la sangre de esos sucios corazones y sonriente me relamí los labios en medio de mi carrera " A que sabrán los impuros corazones de cuatro bestias?"

Nosotros entre YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora