El cantar de los pájaros mezclado con un suave chisporroteo me despertó. Abrí los ojos para ver un paisaje exótico, una puesta de sol rojiza acompañaba al cielo grisáceo sobre mi cabeza, dos lunas enormes de color gris plateado y negro con pequeños destellos verdes parecían estar tan cerca que estuvieran a punto de besarse en el horizonte, unas estrellas de luz parpadeante me saludaban desde el vacío del infinito. A mi izquierda se extendía un enorme océano de agua tan limpia que reflejaba el cielo como un espejo de plata pulida, a mi derecha un bosque de árboles en miniatura, de no más de un metro y al verlo me sentí por un segundo como un gigante "Así que así es como se sintió el protagonista de los viajes de Gulliver..." Después del bosque en miniatura había una enorme montaña de la que caían ríos de lava que emitían sonidos suaves y constantes. Una bandada de pájaros voló tan cerca de mí que la ala de uno me rozo la nuca, sorprendido me gire y vi al ejercito de palomas verdes frente a mí, cantando una relajante melodía, como un coro que estuviera practicando una melodía para su recital, cuando intente acercarme a los pájaros, estos huyeron a la vez con una velocidad vertiginosa y escuche el eco de su canción aun cuando los perdí de vista en la lejanía.
-¿Qué lugar es este...?- Pregunte confundido y maravillado a la vez. "No recuerdo nada de como llegue a este lugar. ¿Esto no será un sueño?" De repente un fuerte dolor de cabeza me atravesó, sentía como si un cuchillo destripara mi cerebro. Cuando abrí los ojos estaba acurrucado bajo las bajas ramas de un árbol, notaba las lágrimas secas en mi cara pero ya me sentía mejor, Salí arrastras de mi refugio natural y me detuve a pensar. "De acuerdo Saito... Veamos, ahora lo único que tienes que hacer es pensar con claridad, sin asustarse. ¿En tendido? Bien, bien... Veamos por el paisaje que estoy viendo a mi alrededor, que hayan dos lunas en el cielo (por cierto, me parece ver en ellas tonalidades verdes) y que no recuerde como he llegado aquí, me lleva a la única posibilidad de que esto es un sueño" Asentí unas pocas veces con la cabeza, supongo que para reafirmarme esta teoría y auto-tranquilizarme. "Lo único raro es que esta no es mi pesadilla. ¿Por qué será...?" Me quede con la mano sobre la barbilla con un semblante concentrado y pensativo, de vez en cuando me daba un golpecito en la cabeza o me rascaba la mejilla, con la pobre esperanza de que se me ocurriera a mí mismo una respuesta.
-Eso es porque me mataste, por supuesto
Sorprendido mire a mi alrededor con insistencia y un poco de miedo. No había nadie.
-¡Quien anda ahí!- Grite con una voz más potente de la que creía que tenía en un principio "Claro, mi voz también cambio la última noche"
-No creo que "andar" sea el termino correcto... - Me pareció oír una risotada que desapareció tan rápido como apareció.- Por cierto. ¿Te gusta tu nuevo cuerpo?
-¿Quién eres?- "Regla número uno si ves que el enemigo sabe algo que no debería de ti: Cambiar de tema con una pregunta" Sonreí un poco con orgullo "¡Gracias tácticas ancestrales para librarse de los acosadores de Julios!"
- Regla número uno: Bla, bla, bla, bla, bla...- La voz misteriosa rio con ganas.
-¡...!- "¡Me ha leído el pensamiento! No eso es imposible, tranquilo Saito, simplemente es una ilusión, además, recuerda que este es tu sueño" Me tranquilice y seguí buscando el origen de la voz, el problema es que parecía venir de mi cuerpo.
-Me parece un poco incorrecto decir que es tu sueño, después de todo no eres el único aquí. ¡Pero más importante! ¿Te gusto darle esa paliza a ese niñato con alma de perro? Si, si... ¿Verdad, que si? Lo disfrutaste, lo deseaste, te relamiste los labios de placer mientras le susurrabas al oído, te regocijaste de placer mientras lo estrangulabas... Te excitaste, ¿verdad? Esa sensación de poder... ¡Ohhhhh...! Afrodisiaco de las bestias.
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Nosotros entre Yo
AdventureDespertó con el beso de la victoria en los labios, con la transformación de su carne en la mañana y con la división de su alma en la plata del zafiro. Su vida a dado un giro brutal, nadie es quien dice ser, ni tan siquiera el mismo se conoce... Inic...