¿Y Si Nos Vemos De Nuevo? (Skrillex & tu) ||Terminada||

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-¡Cariño! -Gruñí metiendo mi cabeza debajo de almohada. Tenia frío. -Princesa ¿Que haces con toda esta basura aquí abajo? -Reconocí la voz de mi padre y saqué la cabeza para verlo con los ojos entrecerrados. Se refería a la caja de tortura que había sacado la noche anterior del ático. Él me sonrió y yo le devolví el gesto algo somnolienta, mientras me incorporaba en la cama.

-Solo quería revisar... -Un bostezo interrumpió mi habla. -Que había dentro. -Terminé rascando mi cabeza, a lo que él se acercó y me dio un beso en la frente.

-Baja a desayunar... Bueno que digo, a almorzar. -Se rió y mire la hora en el reloj de la mesita de noche. ¡Joder! La 1:30... -Iremos a hacer las compras. -Se volvió hacia la puerta.

-Vale... -Me estire con pereza levantándome para empezar a arreglar mi habitación.

-¿Quieres que suba esto? -Señaló la caja tirada a un lado de la puerta. Yo negué con la cabeza.

-No, ya veré que hacer con eso, ocupa espacio. -Hice una mueca y él asintió cerrando la puerta detrás suyo una vez que estuvo fuera.

No sabia si tirarlo todo a la basura o dejarlo... Todas esas fotos y cursilerías. Uhg... Sacudí la cabeza dejándome del tema de la dichosa caja y continué arreglando mi cama y una vez hecha, amarré mi cabello en una moña alta para poder bajar a comer.

Hace siglos no dormía tanto, a decir verdad me sentía cansada tanto física cómo mentalmente, estoy segura de que si mi padre no hubiera entrado a despertarme yo hubiera seguido quizá hasta eso de las cuatro.

Hoy sería un día algo pesado, mañana es navidad, por lo que lo locales de ropa y todo esto estrían a reventar y yo me lo tendría que sufrir, quizá podría sacar algún tiempo para comprar el regalo de Dylan y entregárselo a tiempo, me había dicho que iba a ir a donde sus abuelos de Vancouver por lo que no nos veríamos después...

-Buenos días... -Solté asomándome por la cocina en donde mi madre servía la comida.

-Tardes, señorita. -Rodé mis ojos divertida besando su mejilla y mirando como la pasta boloñesa se deslizaba del cucharón al plato.

-Mmm... Eso se ve rico. -Solté relamiendo mis labios.

-Puedes apostar. -Ella rió y me entrego el plato. -Ese es de tu padre, ven por los demás. -Asentí  caminando hacia el comedor  con el plato entre mis manos para luego ponerlo en la mesa frente a mi padre quien agradeció con un simple movimiento de cabeza y repetí la acción, esta vez llevando los otros dos platos restantes de una sola vez. ¡Y a comer!

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-Tu madre me ha dicho que ayer llegaste tarde a casa. -Cogí una caja de galletas del estante y la metí al carrito tachando una cosa mas de la lista.

-Si... Tuve algunas distracciones. -Admití... Y que distracciones.

-Sabes... Te he notado rara desde que llegaste de Los Angeles ¿Algo de lo que quieras hablar? -Negué con la cabeza tratando de centrarme en la lista de compras y no ponerme de maldita dramática.

-No, no... Es solo que el cambio de... Horario y el clima, si... -Solté y mi padre achinó los ojos poco convencido.

-¿No será que hay alguien? Princesa, me recuerdas un montón a la tu adolescente. -Soltó graciosamente.

Uhh, golpe bajo... Me atragante con mi propia saliva.

-Por Dios ¿Estas bien? -Puso su mano en mi espalda, Mientras a mi me daban arcadas consecuencia de la violenta tos.

-S-si. -Carraspee la garganta. -Si... -Dije con mas claridad enderezándome bajo la mirada extraña de algunos compradores.

-Querido. Ya tengo el jamón en salsa de miel. -Soltó mi madre de repente acercándose a nosotros.