Capítulo 4: Gold y Cyndaquil

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Un año después de la final del torneo de la liga pokémon.

10:20 PM, Ciudad Celadon, Región de Kanto.


-Ughhh... ¡Ese idiota está retrasado veinte (20) minutos!- Exclamó con impaciencia un delgado y algo sombrío sujeto, aparentemente a mediados de sus treinta y tantos, mismo quien vestia con un elegante y aparentemente caro traje de color blanco, con un par de detalles en negro en las mangas, hombros y cuello, y que también tenía en su rostro una perpetua expresión de amargura. Dicho sujeto, de muy mala gana, se dedicó por varios segundos a observar la hora de manera paranoica en su Pokegear.-¿Por qué demonios Petrel está demorando tanto para llegar? Le dije específicamente que viniera a mi antigua oficina en Ciudad Celadon.-

El sujeto en cuestión, caminaba nerviosa y desesperadamente de un lado a otro de la algo desarreglada oficina, cómo si se tratara de un pokémon enjaulado en una desolada exhibición de un zoológico abandonado. Pero, por si fuera poco, el esporádicamente pasaba con nerviosismo sus manos por su corta, vistosa y azulada cabellera.

-¿Quieres que lo llame a su Pokegear?- Preguntó de manera más tranquila otro sujeto desde el extremo izquierdo de la habitación, cerca a la puerta que daba con el pasillo, y quien yacía apoyado contra la pared de manera casual. Muy a diferencia del primer sujeto, esté tenía una contextura mucho más atlética y definida, su edad aparentaba rondas poco más de los veintes y su cabello era algo más largo y de color azul verdoso, sin embargo, esté sobre su cabeza tenía una curiosa boina de color negro a juego con el uniforme qué traia puesto, también de dicho color, y qué simbolizaba su alianza a la organizacion criminal más importante de todo Kanto y Johto. -Sí así lo deseas podría llamarlo para verificar su estatus.-

El sujeto del traje blanco, sin titubear, negó con su cabeza poco antes de tomar asiento sobre una vieja silla de metal frente a una mediana mesa redonda, también de metal, colocada estratégicamente en medio de la desarreglada oficina. -No, no es necesario que lo llames en este momento, Protón.- Indico con algo de molestia el de azulada cabellera, soltando en el proceso un largo suspiro. -Yo confío en que él vendrá.-

-Saben, esto no es nada nuevo en él. Petrel siempre llega tarde para estas reuniones desde que Giovanni decidió ponerle fin al Equipo Rocket luego de su derrota a manos de esos malditos niños de Pueblo Paleta.- Comentó ahora, desde el otro extremo de la mesa, una voluptuosa y pretenciosa pelirroja al jugar nerviosamente con un mechon de su cabello, quien aparentaba estar cerca de la edad de Protón, además de poseer en su rostro una aburrida expresión, y que vestía también su uniforme del Equipo Rocket, solo que esté era casi enteramente blanco, salvo también un par de detalles en negro. -Es una lástima que Giovanni nos abandonará solo por perder una vez, pero supongo que era de esperarse que algo así sucediera debido a lo orgulloso que era con respecto a las batallas.-

-¡Maldigo y repudio el día en que esos niños se entrometieron en nuestros planes!- Vociferó con furia el sujeto vestido de blanco después de golpear estrepitosamente sus puños contra la mesa. -¿Como mierda ellos lograron vencer a Giovanni después de todo lo que conseguimos? Aún no logro entenderlo.-

Inmediatamente luego de esto, la puerta de madera que conectaba con el pasillo se abrió casi de golpe. -Deberias de calmarte un poco, mi querido Archer. Enfurecerse de esa manera es malo para el corazón para alguien de tu edad.- Comentó burlonamente un alto sujeto casi llegando a sus treinta, de contextura delgada y cabello corto de color púrpura claro, misma qué hacía perfecto juego con la frondosa y espesa barba que cubría todo su mentón. Sumado a todo lo anterior, el recien llegado estaba vestino de manera casual, muy a diferencia del resto de sus compañeros, además de traer consigo un sencillo portafolios de color marron. -Por cierto, el hecho de que este lugar está prácticamente abandonado no significa que tienes el derecho a gritar. Literalmente se podía escuchar casi todo lo que decias desde el pasill-...

Johto: Gold, Silver y CrystalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora