Capítulo 58: La Segunda Sombra

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Parte Sur, en las afueras de Ciudad Goldenrod. Región de Johto. 2:17 P.M


Una segunda y aún más pronunciada pauso se llevó a cabo. En este momento, Enishi se terminó por completo su cigarrillo y luego volvió a exhalar otra gran cantidad de humo. -La verdadera razón del porqué te mandamos a ver la anterior liga pokémon está ligada a un grave incidente con el Equipo Rocket.-

-E-espera... ¿C-cómo fue qué-...?-

-Yo te envíe a la anterior liga pokémon para mantenerte lejos de casa mientras se solucionaban las cosas. Además, yo le ordene a Red Tajiri, cómo un favor, que se mantuviera cerca y cuidara de ti. En otras palabras, el que se conocieran y también el que volvieras a desear ser un entrenador pokémon fue obra mía.-

Desesperación. Ácida, corrosiva y aberrante desesperación era lo único que podía registrar Gold ante tal abismal revelación, por parte de una de las personas que más admiraba en el mundo. Fue cómo si su mente, momentáneamente y en cuestion de milesimas de segundo, experimentó un exagerado apagón masivo, a la vez que todo en lo que él creía empezaba a desmoronarse cómo una frágil casa hecha de naipes. Luego de todo esto, Gold se quedó estático y con la mirada perdida entre su padre y el nublado cielo, cuando de repente las preocupantes visiones de Morty volvieron a inundar sus pensamientos.

"La segunda sombra, cuando menos te lo esperas, te ataca por la espalda-..."

De un momento a otro, la mente de Gold generó incontables interrogantes y escenarios, en menos de lo que dura un pequeño parpadeo. Una oscura e iracunda marea de recuerdos, memorias y pequeñas experiencias se reprodujeron dentro de su ahora ajetreada cabeza, una y otra y otra vez, pero muy en especial se volvieron a repetir vívidamente todos y cada uno de los sucesos de la anterior liga pokémon. Desde su "casual" encuentro con Red, hasta cuando pudo observar cómo esté derrotaba a Green para coronarse cómo campeón del torneo de la liga. Sin embargo, nada de esto podía opacar ni suprimir el punzante sentimiento de traición que, inmisericordemente, carcomía vorazmente sus entrañas. Ahora solo existía desesperación, ira y decepción en su ser.

-¿E-el que yo conociera a Red es por orden tuya?- Preguntó agresivamente Gold, alzando progresivamente su voz hasta casi gritar, acción que terminó por espantar a un par de acaramelados Pidgeys posados a escasos metros de la cerca que delimita el patio, luego de instintivamente fijar sus ojos sobre la fría mirada de su progenitor. -¿O-osea que por más de dos malditos años viví, entrene y me esforcé creyendo una vil mentira? ¡Exijo una explicación en este maldito instante! ¿P-por qué, Papá? ¡Y-yo... Y-yo no entiendo nada de esto! ¿P-POR QUÉ? ¡MALDITA SEA, POR QUÉ!-

Pero no hubo una respuesta instantánea por parte de Enishi. En vez de replicar, el veterano entrenador fijó su mirada, por un par de segundos, en dirección a Goldenrod, ciudad que estaba a poco más de cinco kilómetros de distancia del pequeño y solitario suburbio en dónde estaba la ahora deshabitada guardería. Luego, Enishi exhala algo de aire, mira con tristeza a su hijo, después se acerca a él, y, repentinamente, lo abraza cómo si este fuese potencialmente su último encuentro frente a frente. -Hice todo eso para protegernos del Equipo Rocket, Gold. La vida de Sakura, tu vida, y también la mía, pudieron estar en un muy grave peligro. Yo te necesitaba lejos de casa, por un par de días, hasta que las cosas se calmaran un poco. Pero no deseaba que estuvieras solo por allá, por lo que le pedí a Red qué te vigilara y siguiera durante todo el torneo. Poco después de la caída del Equipo Rocket, yo le hable a Red sobre ti, así que él aceptó encantado el protegerte.-

Nuevamente, una inmisericorde rafaga de sentimientos recorrio el cuerpo y mente de Gold. En ese preciso momento, él quiso responder, gritar, patalear y también arremeter violentamente contra su padre, cómo un agresivo pokémon al confrontar quienes traspasaron su territorio, pero su cuerpo hizo caso omiso a sus deseos. En perfecta contraposición a lo que quería, un par de tristes lágrimas se asomaron y recorrieron lentamente sus enrojecidos pómulos, unas humedeciendo un poco la chaqueta de su padre, mientras que otras terminaron cayeron sobre el verde y vivido césped.

Johto: Gold, Silver y CrystalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora