Las escaleras eran eternas, faltaban unos 10 minutos para que tocara el timbre de entrada, así que me limité a tomarme mi tiempo para observar al rededor mientras podía.
Era un lugar lindo, me gustaba.
Encontré mi salón y me adentré, no había mucha gente, ni poca. Es la primera vez que venía a un instituto público, ya que desde que comencé a hablar iba a privados, pero decidí cambiar. Echaría de menos mi colegio, ya que no es de lo más común, ahí nos enseñaban a defendernos, teníamos clases de entrenamiento físico y mental, sabíamos como ganar una pelea verbal sin inmutarnos o perder la calma, sabíamos leer el rostro de la gente, estudiarlos, y, sobre todo, pelear. Si, golpes. Pero no golpes como Karate Kid, golpes callejeros. Diablos, al inicio sientes que mueres, pero te da un gran autocontrol que hasta a tu misma te sorprende. En fin, había unas chicas reunidas y Me miraron muy mal, pero las ignoré. Más chicos, y chicas en grupos. Pero me llamó la atención un chico al fondo de el salón, y hacia ahí me dirigí, a el asiento de al lado. Dejé las cosas y lo miré, cabello negro, nariz fina, pestañas pequeñas pero curvadas, largas piernas, labios apretados y ceño fruncido. Debe de haber sentido mi observación, ya que me miró directamente a los ojos. No corrí la mirada, eran unos ojos color esmeralda que llamaban la atención pero que no brillaban, parecía decepcionado, triste. Me tendió la mano.
-Sam Winchester- se limitó a decir. La acepté y me presenté.
-Candace Hall-
Y el profesor entró y no nos dirigimos la palabra. Nos mirábamos de a ratos, pero nada más. Nos presentamos, cada uno, y lo que dijo Sam me llamó la atención.
-Soy Sam, tengo 17 años, estoy acá sólo por ésta semana, ya que viajo mucho con mi padre y mi hermano-
El profesor Jordi se sorprendió.
-Pero qué?- rió- no estás más de una semana en cada escuela del país?-dijo volviendo a reír.
-Algunas veces menos- fue lo único que dijo.
El profesor se dió cuenta de que hablaba en serio y pasó a mi.
-Mi nombre es Candace, tengo 17 años, y vengo de el colegio Atahualpa-
Algunas miraron recelosas.
-Oh-dijo el profesor- y por qué estás aquí?- qué te importa?
-Eso es personal- dije de manera dura, odio que se metan en mi vida.
Sam me miró un segundo para volver la vista al frente. No hubo más miradas. Hasta que la clase terminó. Me levanté y guardé mis cosas, podía notar que mi vecino de asiento no se había movido.
-Así que, eres dura eh?- dijo riendo. Más que coqueto, parecía tímido.
-Así que, un turista eh?- dije del mismo modo.
-Ahí me tienes- reímos- ¿Qué clase tienes ahora?-
-Bueno, tengo matemáticas pero en realidad no entro a la clase. El año pasado hice la materia ya que me sobraba tiempo-
-Chica inteligente eh? Bueno, te acompaño en tu soledad si no te molesta..-dijo esperando aprobación.
-Para nada- dije y salimos al patio.
El patio era increíble. Era como un parque gigante. Árboles, pasto, canchas para deporte, y un puesto donde vendían comida.
Nos sentamos en la sombra de un gran sauce que había visto.
- Y bien, por qué viajas tanto?- pregunté.
-Bueno, es que mi padre es cazador, y mi hermano lo ayuda. Y Yo no tengo otra opción que ir detrás de ellos-
- ¿No te gusta?-
-No es eso, me gusta cazar, pero no me gusta tener que estar máximo una semana en un instituto diferente todo el año-
-Debe ser duro no? Digo, por los amigos-
Él rió-bueno, en el negocio, no de permiten los amigos-
-No sabía que la vida de un cazador era tan complicada- dije sorprendida.
-Bueno, digamos que los alces nos quieren sólo para ellos- dijo riendo.
Nos miramosa los ojos por un largo tiempo en silencio, hasta que fuimos acortando distancia y nos besamos. Fue un beso lindo, lento, suave.
Nos separamos y seguimos hablando de cosas. La semana pasó volando, Sam me invitó a salir dos veces, y podía decir que me gustaba. Hoy, viernes, hay un baile escolar de inicio de clases y le pedí a Sam que fuera conmigo. Él aceptó.
Yo estaba muy nerviosa, demasiado. Me gustaba Sam, mucho, se lo había dicho y el me correspondido.
Mamá estaba muy feliz, era el primer baile al que asistía.
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Cruzando caminos(SamWinchester)
Random- ¿QUIÉN ANDA AHÍ? - ya no podía más con mi garganta, estaba muriendo de hambre, y de sed. Mi cuerpo duele. Mis manos están ardiendo. - Soy yo, cariñito, pasaste que me alejaría de ti? Nada, me oyes? Nada ni nadie podrá separarnos- dijo, y lo sigui...