Un ruido sonó desde afuera, llamando la atención de Jared.
Volvió a colocarme la bolsa negra en la cabeza y se fue.
Pasó un rato en el que no sentí nada, nada de nada, pero de repente, comencé a oir gritos, disparos.
Me desesperé y empecé a gritar por ayuda.
- ESTOY AQUÍ, POR FAVOR, ALGUIEN QUE ME AYUDE- grité con todas mis fuerzas por sobre el ruido.
Todo se silenció, de la nada.
Estaba comenzando a desesperarme cuando oí ruidos.- ¿QUIÉN ANDA AHÍ? - ya no podía más con mi garganta, estaba muriendo de hambre, y de sed. Mi cuerpo duele. Mis manos están ardiendo.
- Soy yo, cariñito, pasaste que me alejaría de ti? Nada, me oyes? Nada ni nadie podrá separarnos- dijo, y lo siguiente que oí fue un disparo.
Pero no hacia mi. No comprendía nada.
-Tranquila, Candace, voy a sacarte de aquí- dijo una voz gruesa.
Me sacaron la bolsa y vi a un chico Castaño claro, un poco más alto que yo, ojos verdes, y de buen físico.
Me ayudó a bajar, yo no podía hablar, ya que sabía que todo había terminado, Me desmayé.Cuando desperté, estaba en mi casa. Me habían cambiado de ropa. Estaba limpia. Oí voces en a cocina así que hacia ahí me dirigí sin antes pasar al baño. Cepillé mis dientes y me hice una cola de caballo. Mis manos estaban vendadas.
Y mi estómago rugía de hambre.
Cuando llegué a la cocina, estaba Lola, mi mejor amiga. Ella vive conmigo desde que me separé de Jared. Y no estaba sola. A su lado, estaba el chico que me había salvado la vida.
- Hola..- dije.
Mi mejor amiga me saludó con un abrazo.
-Oh, chiquita, estás bien?- dijo preocupada mirando mis heridas.
-Si, estoy bien, gracias Loly- así la llamaba yo.
El chico se había mantenido al margen, pero me tendió una mano y se presentó.
-Un placer, mi nombre es Dean Winchester- espera.. ¿Winchester?
Antes de hablar, la puerta se abrió y entró un hombre. Alguien que yo había visto esta mañana en la comisaría. Ahora algo me cierra. Es él. Volvió. Sam Winchester.
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Cruzando caminos(SamWinchester)
Rastgele- ¿QUIÉN ANDA AHÍ? - ya no podía más con mi garganta, estaba muriendo de hambre, y de sed. Mi cuerpo duele. Mis manos están ardiendo. - Soy yo, cariñito, pasaste que me alejaría de ti? Nada, me oyes? Nada ni nadie podrá separarnos- dijo, y lo sigui...