Cruzando caminos(SamWinchester)

Capítulo 9.

Desperté sintiendo que moría de dolor. Estaba todo oscuro, no distinguía nada más que una luz muy tenue, cuando me si cuenta de que tenía una bolsa en la cabeza. No podía respirar bien, y no sentía ruido alguno.
- ¿Hola? - esperé.. Nada.
No tengo idea de qué hora es, no sé cuánto tiempo estuve inconciente y mi estómago suele de hambre. Tengo mucho calor y sed.
De repente, siento que me sacan la bolsa de los ojos. Los cierro porque la repentina luz me daña la vista. Cuando la voy recuperando, veo lo que hay a mi alrededor.
Estoy atada de las manos al techo, mis pies cuelgan. A mi derecha, hay dos chicas más que parecen estar muy enfermas y dormidas.
Pero no se mueven, sus pechos no se levantan para respirar, y de su cuello cae un rastro de algo rojo. ¿Sangre? Si, sangre seca. Me controlo, no quiero perder la cabeza cuando la necesito. El lugar es cerrado, hay luces y parece haber sido un establo. Conozco este lugar, pero no sé de dónde. De repente, captó movimiento por mi derecha atrás. Alguien se acerca y comienza a masajear mis hombros y dejar besos en mi cuello. Me remuevo claramente asqueada.
-Oh vamos, cariñito, no seas así conmigo- dijo. Y lo reconocí, era Jared.
- ¿Jared?- oh Dios, está loco, debo calmar mi respiración para que no note que estoy asustada- ¿Qué sucede aquí? ¿Qué les pasó a esas chicas?- pregunté dulcemente.
-Oh cariño, cuánto lo siento, de verdad que sí -estaba llorando- pero esto es tu culpa. ES TU CULPA- gritó y pateó una bolsa grande que atravesó la ventana, abriéndola de par en par.
- ¿Por qué mi culpa, amor? - sólo quiero que no se enoje.
- Porque me dejaste. Tu.. Tu me dejaste. A mi. Después de tantos años juntos, tantas cosas vividas, tanto amor, me dejaste. Y yo no puedo vivir sin ti, no puedo- se sentó en un Banco que había a su lado.
- Jared, ¿Qué les hiciste a esas muchachas? -
- Verás, soy algo diferente a todos. Soy especial. Soy un ser increíble. Pero debo alimentarse de ustedes, los humanos. Soy un vampiro- podía distinguir orgullo en su rostro.
Yo sólo lo contemplé un segundo, para romper en una risa.
- Oh, vamos, si tu eres un vampiro entonces yo so..-
Acercó su rostro al mío, abriendo su boca y revelando como su dentadura perfecta se tornaba a dientes grandes y filosos. Sus ojos se tornaron de un color rojo, que te helaban la sangre.
- Oh Dios mío- fue lo único que logré decir. No me salían las palabras. No podía pensar bien.
Me iba a matar. Iba a terminar de igual manera que las otras dos chicas que había visto anteriormente.
Acercó su rostro a mi cuello y comenzó a olerme.
- ¿Sabes que percibo? - dijo acariciando el hueco de mi cuello y hombros - percibo miedo- abrió su boca, sus filosos dientes ocuparon su lugar y yo ya lo sentía, mi fin.