Catorce

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Yuu

Las personas llegan a ser efímeras. Pasé mucho tiempo en busca de alguien duradero. amo a mis padres, a mis hermanos y a Berry pero son los únicos en mi corazón. Aún así, no me considero alguien pesimista... Mi corazón es amplio y sus puertas están abiertas pero nunca se cerrarán a pesar de que nadie más entre en el.





Mika y yo estamos sentados encima de un tronco, no muy lejos de la cabaña. Cargo a Berry entre mis brazos aunque está comenzando a pesarme un poco.

—Mika. —Hablé. Él se volvió hacia mí— ¿Eres virgen?—Le pregunté a un adulto si es virgen. No sé porqué sentí cierta curiosidad en saber cuál era la respuesta. No sé porqué siento curiosidad en cómo es tener sexo y que se siente. Aún así mi pregunta fue levemente censurada. ¿Cómo se lo preguntaría? "¿Ya te follaste a alguien?" "¿Está genial?"—

—¿Por qué me preguntas eso, niño?—Se mofó. Me debí de haber visto cómo un perdedor y un ridículo—
—Los adultos no siempre son adultos, ¿tú lo eres? Respóndeme, por favor.
—Adivino. —Mika me lanzó una mirada acusadora— Te quieres tirar a una chica de tu salón y quieres que te diga cómo.
—¡Ni loco! No lo pregunté por eso... Es simple curiosidad.
—¿Simple curiosidad?
—Ajá, simple curiosidad.—Aseguré—

Mika pareció vacilar. ¿Por qué? Se nota que para él el sexo no es ningún tabú. Yo no le veo lo malo a la reproducción u el simple hecho de tener placer. (Cuando es involuntariamente es imperdonable, lo reconozco)

—No soy virgen.—Respondió. Su tono fue serio—
—¿Y lo hiciste por amor?
—No hice el amor, fue algo de una noche.
—¿Entonces puedes tener sexo con alguien sin amarlo?
— Cielos, ¿Sabes lo que es una prostituta?
—Te acostaste con una prostituta entonces.
—¿Qué? No, no. Es una referencia, Niño. Cuando contratas a una prostituta, no lo haces por amor ¿o si?
—Quien sabe.
—No, no lo haces por amor. Lo haces para obtener el resultado.
—Lo hiciste con una mujer que no amabas, pero tampoco te cobró—Mika se acercó a mí. Entonces se limitó a susurrar, quizá cómo un juego. No había nadie para oírnos a nuestro alrededor.—
—¿Sabes guardar secretos?—Nunca he tenido un secreto que guardar. Aún así, simplemente asentí con la cabeza absorbido por la curiosidad. Mika sostuvo una de mis mejillas y comenzó a recitarlo—
—Tuve sexo con alguien que me dio problemas.
—¿Con quien fue?—Quise saber—
—Tuve sexo con un hombre.
—Oh, conque eso era.
—No estás sorprendido.
—¿Debería estarlo?
—Quizá. No... Si deberías estarlo.

Sonreí pero puse los ojos en blanco. Sin embargo, Mika y yo reímos. No quise hallar la razón por la cual reímos... Pensé: "Si tener sexo con alguien de tu mismo género no tiene nada de malo, reír sin saber porqué tampoco tiene nada de malo."

—Me gusta cuando la gente ríe.—Comenté—
—¿Por qué? Nunca escuché a alguien decir eso.
—Así veo que todos pueden ser felices, incluso los más serios.
—Bueno, supongo que eso es lindo.—Mika siguió sonriendo—
—Me gusta cuando te ríes. —Dije. Pero en verdad lo pensé, él luce hermoso cuando se ríe. Aveces pude ver la oscuridad encima de Mika, pero al reír todo es luz–

Nos sonreíamos mutuamente, mirándonos cómo si estuviéramos descubriéndonos únicamente lo dos. Sentí lo más obsoleto de mí. ¿Él también? Quería saber que estaba pensando, y porqué no queríamos dejar de sonreírnos, no lo hicimos. Sus dedos tocaron mis nudillos encima de nuestros guantes, no quise que los tuviéramos puestos. Entonces me sentí cliché, pero la mano de Mika encima de la mía estaba indicándome lo peor. Lo que temí hacer, lo que si lo hacía dejaría un dolor absurdo. Luego sería culpable si me atrevía a hacerlo: Besarlo.

Tengo esa oportunidad. Puedo inclinarme r y listo, pero el miedo está para perjudicarme. Él se iría, y un beso no significa nada ni para Mika ni para mí. No obstante, no me puedo mover y estoy tan perplejo cuando se está aproximando a mi. «Bésame» «No, mejor apártate.» «Bésame y no te vayas» «Largo de mi vista» «Bésame, pero no quiero ser cómo el chico con el que te acostaste»

—Acércate.—Mika me ahueca las mejillas, y Aprieto a Berry. —
—Te odio.
—¿Me odias, niño?
—Me estás seduciendo para luego irte.
—Tú me seduces a mi. Ahora no me quiero ir.
—Bésame y quédate. Quédate conmigo...

Nos besamos. Todo fue blanco para mí y estaba gustándome. Sentía la pasión con cuál Mika oprimía nuestros labios, haciendo que yo mandara todo al diablo. «¿Lo amé? ¿O sólo me gusta besarlo?»
Quise soltar a Berry para poder abrazarlo y sentir el beso intensificarse, pero si fue aún mejor. Mika me abraza, me besa y su lengua roza sutilmente con la mía. «Lo amé, y amé besarlo» nuestros labios debieron estar ásperos pero se hallaban tan tiernos, suaves y lubricados.

Sin embargo, Mika se levanta de golpe, no por asco mi conciencia; busca algo a su alrededor con recelo. Pero yo no escucho nada, tampoco veo nada y se sobresaltó cómo si sufriera de alguna paranoia. La preocupación hizo que mi excitación bajara.

—¿Qué ocurre?—Pregunto—
—No hables. —Me calla.—

Berry elevó la cabeza, y yo miré hacia cada dirección. Algo salió precipitadamente de los arbustos, yendo disparado hacia nosotros. Su color completamente negro fue lo único relevante  antes de que me rozara fugazmente la mejilla y se clavara en el árbol detrás mío. Tenía la piel de gallina cuando vi que lo que estaba clavado a mi costado era una flecha. Una flecha inmensa de color negro quizá más larga que mi brazo, adornada con runas abstractas de un verde fosforescente. La corteza del árbol agarraba un color opaco, yéndose directamente del marrón un negro similar al de una enorme mancha de tinta sobre el mantel blanco de una mesa.

Temblaba y sentía que regurgitaría mi corazón. Nos intentaron matar... Pero Mika me agarró rápidamente de un brazo, jalándome con una inmensa fuerza haciendo que me parara de un tirón. Me obligó a correr y por supuesto que la huida era lo único indispensable; Berry se me estaba resbalando y la subía continuamente con el pavor de que se me cayera y que eligiese entre las únicas dos opciones de dejarla o arriesgar mi vida mi vida unos segundos para recogerla, pero Mika no me soltaría por tanto que yo la amara y anhelara recuperarla.

—¡¿Qué está sucediendo?!—Jadeé, pero Mika seguía enfocándose en correr a gran velocidad, pero yo estorbaba al preguntar. No me respondió y su velocidad me llevaría arrastrado si me era imposible seguirle el paso. La ansiedad me hizo voltear, viendo que nos seguían encapuchados con largas túnicas negras que tocaban por milímetros el suelo. Sus rostros los apreciaba tan escasamente que argüí que se trataba de paganos en medio de una cacería humana que nos encontraron desamparados e indefensos, como el perfecto botín para llevar.

Eran más de cuatro páganos y la nieve aminoraba mis pasos con su grosor. La velocidad disminuía en cuanto la nieve alcazaba mis pantorrillas hasta que la distancia formaba una línea recta entre el brazo de Mika y el mío. Los guantes resbalaron entres si y nos soltamos, caería. El sonido de un enorme elástico siendo manipulado y halado hacia atrás se atenuó, volviéndose un susurro mientras los segundos eran vividos en cámara lenta.

Tenía los ojos fuertemente cerrados de par en par y apretaba la dentadura, esperando la caída. No llegó, el suelo fue quien comenzó a alejarse cuando los brazos de Mika me sostenía durante un elevado salto donde vi por encima de su hombro la flecha que nos dispararían. Las huellas cesaron entonces... Aterrizamos en las ramas de los árboles, alejándonos cada vez más de los pagamos con un salto más eficaz que el otro. Me abracé a Berry, analizando el ataque y el escape más inusual. La altura me hacía presenciar el paisaje de blanco sobre las cúspides de los pinos, un riachuelo que simulaba a un charco, el cielo descolorado y el vértigo de tan bella vista.

La Criatura Del Bosque (MIKAYUU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora