Diecinueve

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Mika

Entre besos de nuevo. Remediamos cualquier cosa así, besándonos, fajando y buscándonos físicamente sin siquiera dudar de nuestra relación. Pero de algo estoy seguro, Yuuichiro me produce armonía.

Aún así, necesito conocerlo mucho más, él también necesita saber, porque no tengo que dudar de nada. A lo largo de mi vida he sido popular, nunca me han faltado personas ni vanidad; me sobraban los pretendientes y yo estuve conforme. Fue perdurable, pero lo eché a perder.

Alejé a mi padre y a mis amigos, me quedé sólo. Luego, Yuuichiro aparece y deja de hacerme sentir mísero; lo necesito...  Solamente lo necesito, procuraré buscar lo que sea mejor para ambos.

Se quiere entregar a mi, lo acepto sin tomarme el momento de vacilación. Sé que tengo que hacer, puedo beneficiarme sin lastimarlo.

—No voy a morirme, Yuu. —Le digo— Si por culpa tuya disfruto el hecho de estar vivo, no voy a dejarte. Por eso, prometo beber tu sangre cuando requiera de ello.
—Entonces nunca temas, ¿de acuerdo?
—Hecho. 

Nos vemos y difícilmente describo su sonrisa, la forma atractiva en la que sus ojos tan inusuales brillan; el rubor que nunca podrá disimular y los labios finos, los mejores que probaré.

—Eres tan bello. —Musito y me limito a dedicarle una sonrisa que ni yo mismo sé que representa—
—Tú lo eres.—Responde él y espontáneamente, planto mis manos encima de su cintura... Pero no conozco del todo mi intención ni aunque lo haya sentado encima de mi regazo—

Yuuichiro se enlaza a mi cuello, rodeándolo con los brazos, sin concebir lo malo. Nos besamos; voy lento, él me sigue y sus brazos cambian su rumbo, posicionando una de sus pequeñas manos en mi cabellera, hundiéndose y enredando sutilmente los dedos.

Me encanta, es suculento probar algo tan dulce, comerme toda la pureza y haciéndolo mío. Es extremadamente sumiso, dejando caer su cuerpo encima de la cama extendiéndome los brazos. Enseguida, cedo a ellos, aprisionándome y siendo aprehendido.

Sus labios me buscan, al encontrarse somos rudos, pero no del todo. Las lenguas ya no tienen restricción, enlazándose, rozándose y tocándose, sin embargo, sus besos han sido los mejores, ¿por qué iba a dejarlo ahora?

El beso se separa, dejando como una ofrenda el tenue hilo de baba. Veo a Yuichiro debajo mío, jadeando, candente y rotundamente excitado.
No aguanté las ganas de sonreír conmovido, tanto cómo orgulloso.

—¿Yuu?—Lo llamo, tomándolo por el mentón con el pulgar y el índice, levantando suavemente su rostro que justo ahora, se ve precioso—
—Por favor, no quiero ser cómo "el anterior". Conmigo haz el amor, si me quieres por completo en totalidad.

No puede compararse así, él es tan distinto a las personas en mi vida, es cómo un ángel entre humanos; le prohíbo creer que será una aventura más, ya que, de él lo voy a descubrir todo.

—Tú no eres cómo nadie. He pensado en que, eres el primero que me ha hecho disfrutar la vida, te lo dije, ¿no? No cualquiera viene a ti, a ayudarte y brindarte paz que es lo que más necesitas. Yuu... Déjame probar que deseo estar contigo y quedarme; déjame amarte cómo a nadie más.

Las lagrimas se le resbalan por una mejilla, cierra los ojos y es él quien besa mis labios. Lo veo, tan sensible, sencillo, cautivador y enternecedor. Cómo lo amo. Cómo adoro a este chico, absolutamente todo lo que tenga que ver con él.

La Criatura Del Bosque (MIKAYUU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora