Diecisiete

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Yuu


Corríamos peligro pero ni Mika ni yo nos arriesgaríamos mucho más al volver por donde vinimos.

Suspiro, mi aliento está congelado y siento pena por Berry, Debería de estar en casa, echada a los pies de la cama sin tener ninguna preocupación; cómo cualquier perro. En cambio, la tengo huyendo, exasperada por irse a casa. Mika no parece estar exhausto, está pensando... Desde que dejó de besarme se quedó callado. Únicamente se separó.

Pero, no está "haciendo nada", quiere encontrar una solución y no se queda quieto, camina de un lado para el otro. En cambio, yo me limito a pensar en la cabaña, en qué tal vez mis hermanos podrán defenderse si los páganos irrumpen en ella.

Shiho se ha dedicado a las artes marciales desde hace doce años, Makoto sabe usar un arma y Tío Guren guarda un arma (por si acaso, se supone que este es un lugar seguro ) debajo de su cama. Ellos están preparados para esta clase de situaciones, pero aquí no deberían de pasar.

—Yuuichiro. —Mika me llama, su voz es decidida. No obstante, se aproxima a mí y parece brusco... Entonces, me toma la mano— Si salimos del bosque, habrá una carretera, ahí habrá un Motel en donde quedarnos.
—¿Cómo sabes eso? No puedes sólo adivinarlo.
—Lo sé, porque lo recuerdo. Antes de que decidiera ocultarme aquí, caminé por una carretera, en esa carretera había un motel. Pero, ¿traes dinero, una tarjeta o algo?

Verifiqué y si, traía mi billetera. La saqué del bolsillo de mi abrigo y la abrí, traía dinero, bastante efectivo a decir verdad.

—Si, traigo dinero. Pero, este lugar es inmenso, ¿cómo vamos encontrar una salida? Es imposible.
—No, no lo es. Encontré una entrada, por supuesto que hay una salida.
—Buen punto, pero, tardaríamos horas.

Me suelto del agarre de Mika, no pretendo ser descortés a pesar de todo esto... Solamente quiero tomar a la pobre de Berry, lo hago y ella está temblando; nuevamente la lástima me hace sentir culpable.

—Moriríamos por caminar demasiado.—Mika pone los ojos en blanco, yo no he dicho nada malo.
—¿Qué?—Gemí—
—Usa la cabeza y piensa por un momento que quiero sacarte de esta, niño. No, definitivamente te voy a sacar de esta... —Sus brazos me levantan y me separan del piso con la facilidad absoluta más preocupante. Fue algo que me tomó por sorpresa, y no quise imaginar lo inesperado así que, ya tan sólo sostuve fuertemente a mi perra.

De un segundo a otro, perdía el suelo, elevándonos más y más de un efímero único salto. El vértigo no me afectaba tanto cómo la primera y sin embargo, veía más ahora, desde una de las ramas superiores de un pino.

Era la ciudad, viéndose achiquitada y lógicamente lejana. Sentí el viento nuevamente cuando Mika saltó... Fuimos sucesivamente de árbol en árbol.




No pasaron ni treinta minutos desde que nos alejamos del bosque, en la carretera me sentí casi a salvo, pero ahora Mika me tranquilizaba.
Siempre tuvo la razón. Estamos en una carretera, en ella hay un Motel. En el enorme cartel de la entrada se lee con despampanante luz roja en las letras: "Motel Karin".

No puedo tener una estadística de la suerte que tengo en momentos así, pero este es de Vida o Muerte. Había una habitación vacía. Para que el gerente me permitiría ingresar a Berry, tuve que decirle que Mika y yo nos perdimos y estaríamos únicamente una noche, pero que tomaríamos un autobús en la mañana.

La habitación era amplia y había una cama matrimonial. Habían dos mesitas de noche, sin nada encima; la única lámpara estaba en el techo, incrustada a un ventilador.

Las cortinas estaban abiertas, y la alfombra era hermosa, Berry se recostó en ella. También había una puerta de madera color ocre que dejaron abierta, la miré de soslayo y concluí en que era el baño. Pero, volteo a ver a Mikaela...

—Mika.
—Dime. —Él se hallaba quitándose solamente la ropa para la nieve de mi hermano, sacudiéndola un poco.
—¿No quieres bañarte? Trabajaste muy duro hoy... Has de querer asearte un poco después de haber corrido más de quién sabe cuántos quilómetros.
—Apesto, ¿verdad?—Se rió, yo también—
—¿Tú que crees?

El calor me está matando aquí, hay calefacción. Empiezo a quitarme la chaqueta, luego el suéter.

—También hueles mal, estás empapado en sudor, Niño.
—Ajá.—Me ruboricé— ¿Quien se va a bañarse primero?

Mika levanta una ceja, cuando sonríe de forma abierta le veo los colmillos y sus ojos son de ilusión.

—¿Qué ocurre?—El rubor seguía allí, calentándome el rostro, pero algo en esa expresión no cómica me hizo reír.
—No tienen porqué haber turnos.
—¿No?
—No.

Mika se sentó sobre la cama, quedándose frente a mí y viéndome sin suprimir la sonrisa que a mí parecer me atraía peor que polillas a la luz; y pensar que cuando nos conocimos me intentó coquetear.

—¿Mika?
—¿Si?
—¿Por qué sigues sonriendo?
—Porque quiero hacerte una propuesta, no me importa que me conozcas desde ayer.
—Tampoco a mi.—En serio— ¿la propuesta eeeeees?
—¿Aceptarías darte un baño conmigo?

La idea no se me hizo incomoda, ¿No se me hizo incomoda?, no. Quiero crecer, experimentar, sentir, explorar y conocer.

—¿Tú, yo, sin ropa en una tina?
—Sin nada de ropa.

No vacilé, ¿qué pasa conmigo?

—Acepto.

La Criatura Del Bosque (MIKAYUU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora