Quince

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Yuuichiro nunca imaginó extrañar el piso por tan sólo cinco minutos. Cuando Mikaela había aterrizado con los pies dándole un zumbido carente de dolor alguno, bajó a Yuu quien dio un resoplido mientras se hacía miles de preguntas, haciendo énfasis sobretodo en los páganos y las lóbregas habilidades de Mika. Él sin embargo, estaba avergonzado e incómodo.

Con un movimiento desgarbado el muchacho se aproximó a Mika, abriendo la boca para poder cuestionarlo sin un sinfín pero no podía pronunciar, en realidad Mika ni siquiera lo miraba. Los ojos zafiro no tenían encanto alguno en ese instante, se veían abatidos y melancólicos.

—¿T-t-tú-... Que... Cómo? ¿Que acaba de pasar? Nos perseguían, pero me tomaste de la nada y... ¿Qué fue eso?

Yuuichiro comenzó a caminar en círculos aguantando el peso de la perrita. No podía ser un sueño, todo, absolutamente todo había sido tan estúpidamente real; lo sintió con tal adrenalina que lo dejó tan pensante y confundido.

De por sí, la aparición de asesinos que practican el satanismo no es usual. Pero el bosque estaba aislado, era colosal y en su gran tamaño habían partes desconocidas, donde los dos muchachos ya se preguntaban si era virgen y carente de "todo tipo de cosas".

No obstante, Mika no halla algo menos peor como respuesta. No sabe mentir, solamente ocultar. Aunque él se delató por sí solo tras salvar al jovencito que deliberadamente besó. Aparta uno de los mechones rubios que no estaban grasientos a pesar de no haber ido a la ducha, y se limita a ahuecar el rostro de Yuuichiro para frenarlo.

Y nuevamente lo besa, sin lógica ni razón. Sin embargo, el muchacho no desea apartarse y no lo hace. Gime, Mikaela le acaricia el rostro mientras que con eso lo calma. Lo que lo hacía vulnerable, lo hacía enternecedor y Yuuichiro era toda una belleza que Mika deseaba descubrir, desnudar y tocar.

Pero la sensación de algo brotándole en el pecho lo hacía ponerse más brusco. El olor de la sangre, cálida, dulce, deseable, suculenta despertaban un insano pensamiento que atormentaba a Mikaela. Se retuvo, separándose de un nuevo y apasionado beso. Las mejillas candentes y rojizas de Yuuichiro le hacían sentir excitación, sumándole su jadeo y el tenue resplandor de los ojos esmeralda nada comunes.

—Yuuichiro.
—¿Que eres, Mika?

Su voz aún resultaba tan excitada y deseosa. Tenía los ojos entrecerrados y tan perdidos. La pregunta le dio un impacto de agobio a Mikaela, lo suficiente para mirar al chico a los ojos a pesar de lo ebrio que lucía.

—No huyas, solamente créeme en que no te dañaré. Si lo hago, me quedaré fuera de tu vida.

¿Mikaela podía dañarlo? ¿Lo lastimaría apropósito? ¿Era eso una advertencia o amenaza? Todo lo terrorífico y la sensación de haber cometido un error no estaban en Yuu, creía en él. Era un desconocido, alguien que no era especial en su vida, alguien que no sabía todo sobre él; ¿por qué le creía? ¿A donde se fue el miedo que debería estar sintiendo? ¿Por qué mejor no se alejaba?

—Dímelo, ¿qué eres o quién eres?—Mikaela lo besó rápidamente en los labios, seguía sin entenderlo.
—Soy un monstruo, pero no te veo cómo una presa.








Me disculpo por mi irresponsabilidad, he tenido una parálisis y sigo pensando en todo, que funciona y que no. Acabo de entrar al colegio y tengo que mantener un buen promedio... Pero intentare hacer lo mejor.

Mi Fic no es nada sin mis lectores, por favor, no se vayan. Agradezco todo su apoyo y ánimos.

La Criatura Del Bosque (MIKAYUU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora