Darkened Soul [Supernatural]

6. Esto se pone interesante

6. Esto se pone interesante

Lily sabía dónde estaría su siguiente víctima. Una castaña de 1,63 m de altura, ojos color café y de unos veintidós años. Kate Johnson vivía a las afueras de Florida. Claro que ella no estaba allí.

El hechizo localizador le dio un lugar bastante lejano de donde la castaña debería estar. La misma estaba en Kansas. A Lily no le importó el cambio de lugar, sólo debía hacer su trabajo. Se equipó con un cuchillo largo (el cual ocultó con su cinturón) y una pistola pequeña que cabía perfectamente en su chaqueta de cuero. Indicó a Moah que iría a realizar su misión y salió de la estación sin esperar respuesta del Seguidor.

Le gustaba ser independiente. Ella podía encargarse de aquella castaña sin problema alguno. Caminó por las desiertas calles hasta llegar a una calle principal. En la misma se encontraba una pequeña feria con miles de stands a los costados. Muchos vendiendo baratijas que hacían en sus hogares como negocio de vida. Varios de ellos intentaron ofrecerle servicios y productos. Lily no necesitaba nada. Mantuvo su vista en alto y ni se dignó en mirar a alguno de esas personas. Ellos no merecían su atención.

Siguió caminando por la peatonal hasta encontrar una calle bastante cruzada por automóviles. Necesitaba un vehículo para llegar a Kansas, y conseguir uno era más divertido que tomar un autobús o pedirle al Seguidor que la teletransporte. Se detuvo antes de girar por una esquina. Un hombre de ropas sucias y viejas se le adelantó.

—¿Tiene algo de comer? —preguntó el sujeto de cuarenta y tantos años. Lily alzó una ceja, ¿es que acaso ese hombre la veía como una dulce joven que repartía comía por ahí? Ella ni necesitaba comer—. Por favor, solo tengo esto —él sacó unos cigarrillos de su bolsillo–. Necesito comida.

Lily sonrió al ver el paquete con tabaco. Alzó los hombros y asintió al hombre — Le daré lo que necesita a cambio de eso —el sujeto asintió agradecido. La rubia caminó hacia un costado, un pequeño callejón donde probablemente vivía el hombre y tomó el mango del cuchillo sin que él lo notara.

Caminó a sus espaldas mientras el de cuarenta años le agradecía infinitamente. La rubia se detuvo y sacó el cuchillo, que hizo un ruido similar al de una espada saliendo de su funda. El sujeto no notó el arma ni el ruido. Lily, cansada de escuchar la voz de él, se giró con rapidez y le cortó la garganta. El hombre tenía una cara de sorprendido al ver lo que ocurrió. Se llevó una mano al cuello mientras intentaba respirar. Cayó de rodillas.

Lily rodó los ojos. Tomó de un manotazo los cigarrillos y se agachó hacia el hombre. Tomó una de sus telas viejas y limpió su cuchillo. Luego tanteó los bolsillos del sujeto hasta encontrar un encendedor. Sonrió con malicia y miró la poca vida que quedaba en los ojos verdes del hombre.

—Yo nunca dije que usted necesitaba comida —respondió ella. Una vez levantada pateó el torso del sujeto y éste cayó sobre un charco de agua. Se le escuchó intentar resistir por su vida unos segundos más, pero finalmente cedió ante la muerte. Lily sonrió con malicia.

Abrió la caja de cigarrillos y tomó uno. Lo colocó entre sus delgados labios mientras guardaba el resto de la caja en su bolsillo libre. Encendió el mismo con el encendedor robado y aspiró una gran cantidad de tabaco antes de suspirar con alivio. Hacía unas semanas había probado tal adicción y sin duda le daba un gran sentimiento de dominancia al sentirlo en sus pulmones. No era adicta, al menos no de momento.

Tomó el tubo con el tabaco y exhaló el humo por su boca antes de salir de ese pequeño callejón. Volvió a su misión de encontrar transporte en esas calles mientras seguía fumando. Pronto vio un hermoso Porsche estacionado en una esquina. Alzó una ceja, ¿qué hacía un auto tan hermoso en el medio de una ciudad contaminada de ladrones y estafadores? Rió con sencillez. Ese sería su vehículo y lo tendría de una manera u otra.