8. Dime lo que sabes

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8. Dime lo que sabes

—Sí ese es mi nombre, guapo —sonrió la rubia girándose hacia el recién llegado.

Lily sintió un extraño sentimiento en su estómago. El cazador rubio opaco seguía en su silla y ella aún estaba aprisionándolo con su cuerpo, al escuchar a otra voz en el lugar bajó una de sus piernas pero mantuvo la otra pegada a la silla, como si todavía no estuviera lista para dejar ir a ese cazador. Ella lo mataría, de eso no había duda.

Pero el ver al tipo de la gabardina ahí, enfrente de ella, le hizo dudar un poco de su naturaleza sin alma. El hombre estaría entre los treinta años de edad, algunas arrugas alrededor de esos ojos celestes, las cejas bastante ordenadas al igual que su cabello. Llevaba la típica gabardina color beige y una característica corbata azul que hacía resaltar sus ojos. Lily debía admitirlo, era realmente atractivo. Pero dudaba si (en otras circunstancias, por supuesto) ella podría acostarse con él. El sujeto parecía ser alguien reservado y que si se acostaba con alguien era porque amaba a esa persona. No se podía imaginar a ese ángel, ni siquiera al recipiente, ir a un club de strippers para conseguirse una chica de sólo una noche.

El hombre se acercó a ella. Lily pudo notar que sus ojos estaban vidriosos, ¿se iba a poner a llorar? ¿Es que acaso ese sujeto no era su enemigo? Ella había razonado eso. Después de ser despojada de sus memorias, el rostro del hombre permaneció por ahí oculto en su cerebro. Ella pensó que se debía a la conexión que tenía con el de gabardina. Al enterarse de que era un ángel, solamente pensó que en su otra vida la criatura sobrenatural o el recipiente era su enemigo. Era alguien que odiaba, porque solamente un sentimiento tan fuerte podía quedarse con ella luego de haber perdido sus memorias.

Pero no entendía. Si el sujeto era su enemigo, uno de los gordos, ¿por qué estaba ahí parado, estático, a punto de llorar en vez de clavar su espada angelical en su estómago? ¿Por qué no hacía nada?

—¿Estás... Estás viva? —habló él alargando un pie y acercándose a paso de tortuga hasta la rubia. Lily frunció el ceño, se bajó de la silla donde se encontraba su inesperada víctima y se giró completamente hacia él.

—Gracias por decirnos lo obvio, Alitas —rió ella manteniendo una pose dura y rebelde a la vez. Sintió la mirada del hombre subir y bajar por su cuerpo, él la analizaba—. ¿Y tú eres...?

—¿N-no me recuerdas? —Lily sentía su voz quebrada. ¿Podría ser que ella estaba equivocada? ¿Y que al fin y al cabo ese hombre no era su enemigo? Sino alguien más importante en su vida. No, negó con la cabeza. Moah le había dicho que nunca tuvo alguien especial en su otra vida.

—No sé por qué todo el mundo espera que lo recuerde, pero te aviso desde ya que no te conozco —gruñó ella. Dos sujetos le preguntaron si le reconocían en menos de dos días. Eso no podía ser coincidencia—. No sé qué relación teníamos, amigo. Pero ya no más —sonrió forzosamente. Como si no le importara dañar los sentimientos del hombre pero aparentando ser amable al hacerlo.

Sintió un ruido a su espalda. Se giró y actuó con rapidez. Parecía tener reflejos de gato. El cazador rubio había escapado de la silla gracias al castaño quien estaba bastante consciente y con las muñecas algo dañadas. Las cadenas habían estado apretadas pero él había logrado salir haciendo presión con sus manos. Lily mantuvo ese error en su memoria, en otra ocasión podría servirle.

Claro está, eran tres contra una y aunque ella fuera buena en la lucha de cuerpo a cuerpo, no podría ganar aquella pelea. Los cazadores eran esbeltos y enormes al lado de ella. Eso podía no ser tan desventaja considerando que ella era rápida. Pero si a eso le sumabas una criatura sobrenatural (¡un ángel, por Dios!) sería imposible ganar.

Darkened Soul [Supernatural]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora