12. Hagamos un trato

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12. Hagamos un trato

—Entonces —dijo el cazador castaño sin mirar particularmente a nadie, solamente el piso. Ordenando sus pensamientos con la reciente información que acababa de adquirir—, Moah te atrapó en un bucle temporal, similar al que me hiciste a mí con Dean muriéndose cada Martes, antes de que el hechizo para liberar a Moloch se hiciera.

—Exactamente, Samantha —sonrió el arcángel. Dean bufó, seguía sin creerse esa historia.

—¿Y cómo es que pudiste escapar? Si es que estuviste alguna vez ahí atrapado —se quejó el rubio mirando con los ojos entrecerrados a Gabriel.

—Dean —advirtió Castiel. El ángel no quería una guerra civil entre sus amigos cuando tenía ya una guerra con Moloch y solucionar el tema del alma de Lily. Demasiados problemas y un solo Castiel.

—No, Cas. Él desapareció cuando más lo necesitábamos —siguió el cazador—. Cuando Lily más le necesitaba y ¡desapareció! Lamento si me cuesta creer que Moah, alguien que no tiene tanto poder como un arcángel, le haya encerrado en un bucle de tiempo.

—Con el hechizo correcto, él puede hacerlo —insistió el ángel morocho. Gabriel se acercó a él, y le rodeó los hombros con su brazo.

—Alguien que me entiende.

—Aún así no comprendo cómo saliste —agregó el de gabardina girándose para ver a su hermano. Gabriel le soltó.

—Al igual que Sam —explicó volviéndose a sentar en la silla de la biblioteca, con los pies sobre la mesa de madera. Podía sentir los ojos esmeralda de Dean mirándole con reproche, cual madre que su hijo se porta mal—. Descubrí qué era lo que no se mantenía firme en el bucle y encontré el fallo del hechizo. Pensé que habían pasado unos días como mucho, no tres semanas.

Sam suspiró. Se levantó de su silla y guardó el libro que había estado leyendo antes que la rubia escapase engañando a Castiel y el arcángel apareciera. Era un simple libro de quinientas páginas sobre lo que los Hombres de Letras sabían de ángeles y demonios. Pensaba que tal vez ahí habría algo de Moloch o sobre las almas. Dejó el libro en la biblioteca y se giró mirando a los tres presentes.

—Ahora si dejamos el asunto de dónde diablos estuvo Gabriel, ¿les importaría pasar a lo importante? —todos se quedaron callados, esperando a que el cazador siguiera—. El alma de Lily.

—Oh, sí, ya veo... Se usó para el hechizo de Moloch, ¿me equivoco? —indicó Gabriel. Nadie le dijo lo contrario.

—¿Cómo la recuperamos? —preguntó el mayor Winchester. Gabriel bajó las piernas de la mesa y se puso en una pose seria. No quería dar falsas esperanzas ni arruinar la noticia de que Lily estaba viva. Los tres esperaron a que él dijera algo, pues Gabriel es el sabe más de almas y del Cielo de los cuatro.

—No creo que se pueda.

—Decían lo mismo de mi alma —comentó Sam—. Y aquí esto, hecho como nuevo.

—Tu alma era un caso completamente distinto —gruñó el arcángel sin mirarle—. Estaba atrapada en la Jaula con Lucifer. Sí, estaba hecha mierda pero pudieron hacer que las partes se volvieran a unir y así seguir vivo. El alma de Lily se ha consumido en un hechizo. Es completamente diferente a ser enjaulada.

—¿Dices que no hay esperanzas? —preguntó el ángel de gabardina con la voz a punto de romperse. Sin alma, Lily nunca sería la misma.

—No dije eso.

—No dijiste lo contrario —gruñó Dean.

—Hay algunas opciones. Pero ninguna que resuelva el problema ahora mismo —alzó la mirada. Sam y Dean aún sospechaban de su desaparición, no podía esperar menos de los dos famosos cazadores. Al menos, su hermano Castiel le creía y dejaba eso atrás. Suspiró—. Veré qué puedo hacer por el alma de Lily.

Darkened Soul [Supernatural]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora