14. Un poco de todo
Eligor no paraba de dar vueltas en el lugar. Estaba aburrido, eso era entendible. Al ser un ángel caído bastante poderoso, no le importaba la comida ni dormir. Así que estuvo despierto, todo el tiempo. Tanteando el lugar, intentando encontrar una salida, algo que pudiera ayudarle a volver con sus amigos. Pero no era posible, no al menos desde ahí abajo. Intentó escalar por las estrechas paredes, pero al no poder ver con exactitud dónde tocar, no podía seguir adelante.
Además el pozo era mágico, si antes contuvo a su hermano Ashtaroth, el más fuerte y violento de los cuatro, era imposible salir de ahí por la fuerza. Eligor recuerda los buenos tiempos como si fueran ayer. Claro que el tiempo para los seres casi inmortales pasa demasiado rápido. Eligor no sabía si estuvo en ese pozo por semanas o simplemente unas horas. A veces era bueno tener tan poca noción del tiempo. Eso le ayudó en su pasantía en una de las Jaulas.
Se recostó en el suelo del pozo y pensó, ya que era lo único que podía hacer. Dejó de pensar en cómo salir para pensar en la rubia que le atacó antes de que le encerraran ahí. No podía creerlo, Lily estuvo viva todo ese tiempo. Pero no acudió a sus hermanos, por lo tanto, había algo mal con la rubia. Eligor recordó entonces el veneno que corría por las venas de la muchacha. La sustancia que le dio Crowley aquella vez que él le salvó. Eso le salvaría. O eso le habían dicho los Winchester. Pero no explicaba por qué se olvidó de sus hermanos ni por qué le atacó a él.
Un ruido resonó en el lugar. Eligor frunció el ceño. Parecía como si la compuerta del pozo se estuviera abriendo. El ruido se detuvo, él seguía en la oscuridad. Se levantó y miró hacia arriba. Seguía sin poder ver nada. Probablemente sería su Maestro, tal vez le castigaría para conseguir información. No lo sabía.
Otra vez, la compuerta se intentó abrir. Esta vez con mayor éxito. La luz entró por las delgadas paredes de cemento. El Seguidor tuvo que cerrar los ojos para acostumbrarse. Colocó una mano sobre su rostro para intentar ver quién era quien abrió la compuerta. Una sombra se deslizó por el largo del pozo. La compuerta se volvió a cerrar, pero esta vez una antorcha apareció en el lugar. Eligor se extrañó al ver a su hermano ahí.
—¿Qué quieres? —preguntó él. Eligor soportaba el encierro. Tuvo años de práctica en la Jaula, podía con ello. Pero si Moah bajaba a joderle, pues probablemente no duraría mucho el lugar. No importaba cuán mágico fuera.
—¿Dónde está Lily? —cuestionó el Seguidor. Eligor bufó.
—Moah, no sabía que ella estaba viva hasta que me atacó, ¿qué te hace creer que sé donde está?
Moah apretó los labios. Se acercó a su hermano alzando una mano. Eligor estaba débil, debía ser por haberse hospedado demasiado tiempo en aquél pozo. Cuando el otro Seguidor alzó la mano para atacarle con su fuerza, Eligor no pudo resistirse. Cayó de rodillas, la fuerza invisible del ángel caído le presionaba hacia el piso. Eligor podía sentir sus músculos arder y sus huesos crujir. Esta era la tortura que esperaba desde que le secuestraron. Y él estaba listo para ellos.
Si bien era un ángel caído por haber seguidor a Lucifer, Eligor cambió su forma de pensar respecto a los humanos. En la Edad Media, junto con sus hermanos, usaban a los monos creados de su Padre como juguetes. No les importaba qué hacían los humanos mientras que sea para entretenerles. Después de caer en la Jaula, Eligor tuvo su momento de revelación. Cambiando totalmente su punto de vista respecto a aquellos monos. Y debe admitir, que después de escuchar las aventuras de Castiel, estaba empezando a entender el amor hacia los humanos.
Tan frágiles pero con tanta pasión. Eso era lo que Eligor admiraba.
—¿Dónde está Lily? —insistió su hermano. Eligor apretó los dientes. La presión en su cuerpo le estaba matando.
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Darkened Soul [Supernatural]
Fanfiction[LIBRO DOS] [Secuela de Black Wings] Pronto la familia Winchester se reunirá, pero las cosas no serán lo mismo. Lily no tiene alma, ¿cambiará ese hecho a la dulce persona que era? Los hermanos no saben que la pequeña rubia está viva, ¿cometerán er...