Suite 1

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Nuestra vida como pareja había renacido desde que nos quitamos esos cochinos anillos de castidad. Esperé una par de semanas desde nuestro primer encuentro para pedirle matrimonio, y asombrosamente, aceptó. Por supuesto. Alguien como yo había nacido para seducir, pese a las desgracias que me persiguieron durante toda mi aventura con Mikaela.

Mi pedida de mano resultó algo así:

Regresando de un bar, me alisté nuevamente y salí a sorprenderlo.

—Agárrate, papu.

Abrí la bata para revelar el traje de látex que había comprado en línea. Los expectantes ojos de Mikaela brillaron al ver lo que tenía puesto en la punta de mi virilidad.

—Porque te vas a casar conmigo y seguiremos haciendo esto todas las noches —agregué, enseñándole el anillo que colgaba de un moño.

—A-acepto —contestó boquiabierto, dejando caer sus pantalones a sus pies.

—Riquísimo.

Me lancé sobre él como un jaguar, cabalgándolo como si mi vida dependiese de ello. Todavía tenía los empaques de lubricante que había pedido al igual que una súper afeitadora para cortar los troncos más fuertes de la jungla que tenía abajo. A veces me sorprendía la rapidez con la que volvían a brotar esos molestos vellos. Como el bebé engreído de Mikaela, le pedí una depilación permanente. Adivinen quién va a tener una longitud fuera de arbustos. ¡Este lindo niño!

Después de una suculenta sesión de amor, ambos nos quedamos abrazados en la cama, disfrutando del silencio.

—Yuichiro —llamó, muy cerca de mi oído—. Estuve pensando en ir a cenar a la casa de mi hermano en Rusia, junto a mis padres. Me encantaría que los conozcas.

—¿Con el que te besaste? —gruñí, sintiendo una gama de celos.

—Ya hemos hablado de esto, Yuu —suspiró sin remedio—. ¿Podrías dejarlo pasar? Estamos comprometidos. Además, es mi hermano y es parte de nuestra cultura.

—¿Sabías que antiguamente, se consideraba completamente normal casarse con sus propios hermanos?

—¡Yuichiro! A veces actúas como un niñito malcriado. Tal vez he estado consintiéndote mucho durante nuestro noviazgo. Es mejor si estamos separados por un tiempo. Hay que posponer nuestro compromiso y...

Las lágrimas estaban a punto de brotar. Mikaela abrió sus ojos de par en par y suavizó su mirada al instante.

—Estoy bromeando, amor —aseguró, besándome la frente.

—Eres muy cruel. Por eso, ya decía yo que esa cara tan bonita tenía algo que lo contrarrestaba.

—Lo mismo pensé cuando te vi. Parecías un inocente príncipe, pero resultaste ser todo lo contrario a puro y casto. Hasta me da pena admitir que tienes más histamina que yo en la cama. Es muy chistoso porque tus caderas tiemblan como si estuvieses teniendo una descarga eléctrica —abucheó entre risas, carcajeándose.

—¡Cállate, Mika! —le tiré una almohada.

Somos una pareja tan extraña.

Disfruten de la 2° Temporada ❤

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Disfruten de la 2° Temporada ❤

Mikaela Hyakuya y el chico del 804Donde viven las historias. Descúbrelo ahora