Capítulo 15.

6.7K 665 342
                                    

EDITADO 04.08.2018

Harry se sentía furioso consigo mismo. No podía ni si quiera creer que le había contestado de mala manera a Louis y, es más, lo había dejado solo, como si quisiera decir "haz lo que quieras".

Ni si quiera hace falta decir que al segundo que llegó a su habitación se sintió completamente mal.

Pero no podía consigo mismo, había escuchado tranquilamente anécdotas de Maloin junto a Louis desde que se conocieron en Nueva York, y claramente la imagen de un Louis sonriente jugando amigablemente un partido en la consola con el moreno lo volvía loco.

Una y otra vez las palabras de su ex novio se atropellaban en su cabeza.

¿Por qué estaba en Los Ángeles tan de repente? ¿Tan pronto? ¿Dónde se quedaría? Sabía que no se podría quedar con Louis, sabía que toda la familia de moreno estaba en Nueva York, también sabía que ese muchacho no tenía los suficientes huevos como para hacerle frente e ir a su casa.

Le daba demasiadas vueltas a todo lo sucedido.

Evan se acercó lentamente al umbral de su puerta, mirando con curiosidad hacia el interior. Quería averiguar en qué estado se encontraba su hermano.

Harry estaba recostado sobre su cama, mirando el techo blanco de su habitación con algunos posters de Guns N' Roses...

—¿Estás bien? —cuestionó el niño de ojos verdes.

Bueno, aunque Evan solía tener los ojos color miel en cuanto nació, con el tiempo fueron aclarándose, o tornándose en un verde oliva, mejor dicho. Tenía el cabello rizado, un par de tonos más claro que el de Harry, pero eran dentro de todos idénticos, mucho más cuando ambos sonreían.

—Sí... —Susurró.

Evan ingresó a la habitación, sentándose al borde de la cama, mirando el rostro del rizado.

—¿Puedo saberlo? —Interrogó, tratando de averiguar algo mientras miraba fijamente sus ojos.

—No, no puedes —respondió, con tranquilidad.

Evan quedó en silencio, hasta que se le ocurrió sobre qué hablar.

—¿Cómo van las cosas con Louis? —Preguntó, no tenía nada que perder. Él no.

Si el motivo era Louis, seguramente respondería con un "no sé", pero si no lo era, sus ojos al meno volverían a brillar.

Sus doce años de vida los ha dedicado a conocer mejor a su hermano, bueno, eso y a ser un niño insoportable, lo sabía. Desde que nació, sabe que agradeció tener al rizado como hermano, adoraba estar con Harry, pasar las tardes enteras juntos, aprender sobre él y enseñarle cosas que creía pasar por alto.

Lo conocía tan bien. No había forma posible en la que el rizado le mintiera.

—No lo sé... —Respondió, sin embargo, sus ojos sí comenzaron a brillar.

—¿Son algo más que amigos?

—Es nuestro pequeño secreto.

Y dicho eso, Harry se sentó sobre la cama, con sus piernas entrelazadas, mirando fijamente a su hermano sonriente.

—Tienes cara de idiota.

—Yo también te aprecio, Evan, yo también te aprecio.

—¡Lo siento! Es que me aburre tu cara.

—¿Te gustaría ir con los chicos? —Le preguntó, recibiendo un asentimiento de su parte.

—Pero... ¿Por qué?

Shut up, brat!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora