Capítulo 31.

4K 317 355
                                    

EDITADO 05.09.2018

Sus pensamientos divagaban sin que pudiera controlarlos, creando una nube de ensoñación sobre su cabeza.

Estaban a dos semanas la cena de vísperas de navidad. A dos semanas de la navidad. Sus familias cenarían por primera vez, todos juntos. Sus padres conociendo a los de Louis...

Louis.

Su novio, Louis. Esa persona bajita, de cuerpo trabajado y pelos castaños; ojos azules verdosos, a veces grises y a veces de todos los colores imaginables. Su novio con sonrisa hermosa y hoyuelos discretamente escondidos en su rostro. Poseía las más hermosas expresiones y un par de comillas encerrando la mejor cita de su vida, sus ojos.

Se sentía enamorado, completamente. Con cada frase cursi que salía de su boca, con cada caricia que recibía de madrugada para ser despertado, con cada broma pesada y cada chiste malo, con cada risa que lograba generar, estaba enamorado de él. De sus perfectas imperfecciones y todos esos detalles que lo hacían ser quien era.

Y con tan poco tiempo en su historia, había aceptado formar una familia con él, proyectando a futuro toda una vida a pesar de estar aún en la universidad. A pesar de que el tiempo juntos fuera cuestionado, a pesar de las discusiones y de las negativas. A pesar del mundo que los rodeaba, estaba completamente enamorado.

Harry era consciente de los riesgos que tenía todo aquello. El pasar tan poco tiempo juntos y tomar grandes decisiones, pero no le importaba, mientas que a su novio no le importase tampoco. Prefería que fuese Louis el que le rompiera el corazón cuando llegase el momento, a que otra persona llegue y lo haga. Eligió a Louis para que lo destruya completamente si tenía que hacerlo, lo eligió para amarlo, lo eligió para pasar la vida juntos.

Y ahora, probablemente tendrían una pequeña personita a su cargo. Muy seguramente le diría "papá" y correría tras de él luego de mirarlo.

Alex se había encargado de iniciar con los comienzos de unos papeles de adopción, hablando con un par de abogados y tratando de que en cuanto Galletita nazca, el trámite se hiciera lo más rápido posible. Incluso hablo que, luego de que la bebé nazca, se iría de vacaciones a un lugar paradisíaco para su plena recuperación.

Alex comenzó a quejarse desde el baño, trayéndolo nuevamente a tierra. No había aceptado ir a tener a su hija estando toda sucia y transpirada, según ella. Se había tomado una rápida ducha, aguantando las contracciones. Pero algo estaba mal, algo andaba mal. No había roto bolsa, pero las contracciones eran tan fuertes y demasiado frecuentes como se cabría esperar en el trabajo de parto.

Se vistió un poco más tranquila, notando una irregularidad en las contracciones, pero, aún así, generándole una brecha de comodidad para que pudiera moverse con libertad. Sentía un par de ojos verdes clavados en ella todo el tiempo, vigilando atemorizados cada uno de sus movimientos.

El rizado llamó a su novio un par de veces, siendo atendido por el contestador. Intuyó que aún no habría salido del parcial, y que quizás tenía para rato.

En cuanto Alex terminó de vestirse, observó cómo traía unos jardineros sobre una musculosa blanca que resaltaba y acentuaba su abultado vientre. En cuanto se sentó en la cama para tomar aire luego de tanto movimiento, siendo guiada por las manos de Harry, comenzó a sentir nuevamente las contracciones y presionó su mano con fuerza.

Comenzó a llorar.

—Es insoportable —gimoteó, conteniéndose de sobar la parte adolorida.

Estaban esperando a una ambulancia, tenían tiempo.

Shut up, brat!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora