Capítulo 22.

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EDITADO 15.08.2018

Louis estacionó al frente de la puerta de los Styles, tomó su celular y bajó, comiéndose al mundo por delante. Tanteó la puerta y la terminó abriendo, ingresando sin previo aviso como, justo como lo hacía antes.

Recordaría regañar –otra vez– a Harry por dejar la puerta de entrada sin traba.

Se encontró con Harry recostado en el sofá, tecleando distraídamente en su teléfono y prestando vaga atención a la pantalla al frente de él.

Louis se abalanzó sobre él, dejando caer todo su cuerpo sobre su regazo, provocando que el rizado, quizás, pierda un poco el aire debido al golpe. Tomado por sorpresa, arrojó su teléfono al suelo –el cual, afortunadamente, cayó en la alfombra– y sostuvo a Louis por la cintura para que no perdiera el equilibrio.

—Eso fue demasiado estúpido....

—Hola, mi amor.

Ambos sonrieron.

Harry soltó una risa contenida y se acercó a su rostro, con la intención de besarle sus labios, pero Evan ya se había acercado los suficiente como para colocar su mano entre ambas caras, provocando que Louis terminara besando el dorso de su pequeña y sucia mano.

—Eres un mocoso asqueroso —mascullo Harry en cuanto lo apartó, con la risa de Louis de fondo.

— ¡Louis! ¡Mi pana! — le gritó, siempre encontraba formas nuevas de llamarlo cada vez que lo veía.

No era un secreto el hecho de que Evan este casi tan feliz como Harry por la nueva relación forjada. Se sentía demasiado cómodo con el ojiazul rondando alrededor de ellos, decía que era algo así como ¿la armonía del universo? A veces no le entendían una palabra.

—Hola, nene, ¿cómo va todo? —le dijo, bajándose del regazo de Harry a duras penas. De alguna extraña forma quedaron enredados. O bueno, no tan extraña. Louis es un revoltoso y jamás se deja de mover.

—Te quedarás a cenar, ¿verdad? —Cuestionó, casi con la presión escrita en sus ojos.

—Claro que sí —respondió Harry por él, frunciendo el ceño.

—Sí sabes que Niall vendrá, ¿no? —le preguntó Evan, siguiéndolo de camino a la cocina.

Ni bien término de decir aquello, el teléfono del rizado sonó, anunciando una llamada de su rubio amigo.

—¿Puede ir Ed también? —soltó, sin si quiera saludar.

Suspiró en frustración porque. ¿Hola? ¿Cómo estás? Ni que fuera tan difícil.

—Yo no tengo problema —terminó por decir, mirando a Evan con curiosidad—. ¿Tú tienes problema con que Ed venga?

Evan negó.

—Por Evan está bien, también.

—¡Gracia-

Cortó el teléfono, eso era todo. Sí él no saludaba, él podía cortarle el teléfono cuando quisiera.

Ya en la carretera, de camino a la fiesta, Harry se permitió relajarse, quizás, un poco de más. Se encontraba cantando apasionadamente –como, demasiado– cada canción que pasaba por el stereo de la camioneta, siendo acompañado por su novio creando algunos coros que originalmente no existían. Louis reía a carcajadas ante cualquier modificación que se le ocurría a Harry hacerles a las letras de las canciones, tratando de hacer referencias sexuales ante cada una.

Shut up, brat!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora