Comunicando la noticia

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Altair se encontraba sumamente nervioso y tenso, había pasado casi un mes desde que Sophia le había dado la noticia de que serían padres y ahora tenían un reto mucho más grande...

Darles la noticia a sus suegros.

Decir que estaba aterrado no se comparada para nada con la vorágine de sentimientos  que experimentaba  en ese momento. Tanto él como Sophia habían evitado hablar con sus padres hasta que fuese inevitable y ahora ambos se dirigían hacia la casa de los padres de la chica.

Trataba de no verse nervioso enfrente de su novia, ya que él podía notar aún más nerviosismo de parte de ella que cuando le dio la noticia, suponía que eso no debía ser bueno para ambos, el bebe y ella, así que trataba de tranquilizarla con dulces caricias en su mano.

Claro que, primero tendría que tranquilizarse a sí mismo y por más que lo intentaba nada estaba funcionando y el hecho de que sus padres estuvieran en esa cena no ayudaba para nada.

Y es que, si se juntaban Juliette y Alexander Salvatore con Cassandra y Atticus Jones, nada bueno podía pasar.

Por un momento se concentró en los autos delante de él y dejo esos pensamientos alarmistas de una posible muerte ante el señor Jones. Sin embargo, estos regresaron al ver ante él la casa de los padres de Sophia, esta pudo intuirlo ya que le apretó la mano con más fuerza, quizá para darle valor.

Volteo a verla, se veía sumamente hermosa y se notaba que tenía algo diferente... algo que no se podía ver a simple vista pero que lo encandilaba.

Aun no se le notaba el embarazo, aun con esos jeans negros pegados al cuerpo y una blusa rosa de manga larga, su largo cabello negro estaba recogido en una trenza. Era simplemente una Diosa.

Inspiro una bocanada de aire y de manera muy queda pudo decir — Pia, todo va a salir bien... te lo prometo — le dio su  mejor sonrisa, pero eso no la engaño.

Quizá para hacerlo sentir mejor o algo por el estilo, solo sonrió y bajo del auto rumbo a su antigua casa, tuvo que salir rápidamente para alcanzarla antes de que tocara el timbre. A lo lejos se podía vislumbrar el coche perteneciente al padre de él causándole un  estremecimiento... ya no había vuelta de hoja.

Sophia toco el timbre y casi de inmediato salió una sonriente Cassandra a recibirlos.

— ¡Sofi! ¡Altair!, que gusto verlos nuevamente — exclamo mientras los abrazaba.

— ¡Mama! ¿Cómo han estado?

— Bastante bien cariño, pero pasen que aquí estamos en el frio y nos están esperando.

—¿Nos? — pregunto Pia con algo de nerviosismo

— Si cariño, los padres de Altair también están aquí

— inquirió confusa la madre de la chica.

— ¡Ah! Lo había olvidado por completo — comento Pia más nerviosa

Cassandra los dejó pasar a la sala donde se encontraba su esposo, Atticus y los padres del chico.

No pudo ni saludar a su suegro, cuando su madre ya le estaba cortado la circulación con uno de sus abrazos mortales.

— Ma- ma, no puedo respirar — alcanzó a decir a dura penas hasta que su padre se la quito de encima.

— Jules, deja que nuestro hijo respire.

— Es que no lo he visto en mucho tiempo — hizo un puchero, algo impropio de personas de su edad.

— Nunca nos visita ¡hijo mal agradecido! — dijo al tiempo que derramaba unas lágrimas falsas de cocodrilo.

Somos tres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora