Madre e hijo

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La primera vez que Juliette tuvo en brazos a Altair fue el momento de mayor felicidad para ella: Era un pequeño ser que iba a proteger y amar toda su vida.

Era su hijo.

A pesar de la edad de ella y la de su novio, ambos deseaban tener al pequeño, habían superado muchas pruebas pero, por fin lo tenían con ellos.

Alex sonreía con mucho amor mientras ella lo mecía en brazos. Estaba agotada, la enfermedad de la que era presa no le había dado tregua en el embarazo pero al ver a su pequeño Altair supo que todo había valido la pena.

❤❤❤

Ella sonreía de felicidad, ya que a pesar de que no pudo tener más hijos por su enfermedad, era muy dichosa con su marido y su único hijo.

Habían pasado casi 6 años desde el nacimiento de Altair y su príncipe estaba cada vez más grande.

Era de noche y Alexander no había llegado, así que al ver la hora Juliette decidió acostar a Altair.

— ¿Cariño? ¿Dónde está mi precioso príncipe? — preguntó Juliette al aire, buscando a su hijo.

A pesar de que era obediente ( la mayoría de las veces al menos), siempre era un problema la hora de dormir. Algo que desesperaba un poco a la joven madre.

Ella entro de forma calmada al cuarto de su hijo y lo miro con una sonrisa. El pequeño se encontraba jugando, ignorando totalmente la presencia de su mama.

— Mi vida, ya es hora de dormir, así que guarda tus juguetes y vete a la lavar los dientes para que te pueda poner tu pijama — Al oír a su madre el pequeño dio un respingo pero fingió no escucharla.

— Altair...

El niño hizo un puchero — Por fa mami, déjame jugar... hasta que llegue papá

Ella se arrodilló para estar a su altura — Cariño, tu sabes que papá llega tarde y este principito tiene que dormir — exclamó al tiempo que le hacía cosquillas en la panza.

— ¡No mami! Cosquillas no — le dijo el niño entre risas.

Madre e hijo comenzaron a jugar, tanto que ni se dieron cuenta de la presencia del último integrante de la familia.

— Parece que se divierten mucho sin mi ¿no? — les dijo con una sonrisa

— ¡Papá! — Altair salió disparado para abrazar a su papá, ya que, por un viaje de negocios, tenía casi tres días que no lo veía.

— ¡Epa! Vaya pasan tres días y tú estás más grande campeón — le dijo su padre de forma cariñosa mientras lo alzaba en brazos.

Con su hijo en brazos, Alex se acercó a su esposa para darle un beso en los labios.

—  ¿A mi no me extrañaste,  Sr Salvatore?
— Claro que la extrañe, Sra Salvatore.

Los dos se volvieron a besar pero de repente Juliette se acordó de algo.

— Bueno jovencito, su padre ya está aquí, así que hora de ir a la cama — Dijo la joven madre mientras sacaba de un cajón una pijama para Altair.

— No quiero... — murmuró quedito mientras se refugiaba en los brazos de su padre.

— Altair... hazle caso a tu mamá — le riñó su padre pero el pequeño se le aferro con más fuerza, soltando un par de lagrimas.

— Quiero dormir con ustedes — alcanzó a decir entre sollozos, desarmando por completo el corazón de su madre.

Alex inmediatamente lo puso en la cama, pese a las protestas y berrinche del niño.

Sus sollozos se habían convertido en un fuerte llanto, poniendo aprueba la paciencia de su padre.

— ¡Altair ya basta! Ya estás grande como para hacer berrinches y mucho más como para dormir con nosotros, te quedas aquí y está fuera de discusión — le dijo Alex fuertemente, haciendo más sonoros los llantos del pequeño.

— Altair — le dijo entre dientes Alex — deja de llorar o me vas a conocer enojado.

Eso disminuyó un poco los llantos que habían regresado a ser sollozos.

Juliette le puso la pijama al pequeño y él se aferró a la ropa de su mama. Ella solo suspiro.

— Alex... solo por esta noche — le suplico su mujer.

— No — le respondió tajante.

— Alex... es solo un bebe.

— Tiene que aprender a dormir solo.

Juliette volvió a suspirar y acuno a su pequeño para calmarlo y dormirlo. Alex un poco frustrado termino cediendo.

— Está bien , pero solo por esta noche — dijo al momento que se retiraba para ir a dormir.

Altair, en brazos de su madre, ya había dejado de llorar  y al terminar su ritual para ir a dormir, madre e hijo fueron a la habitación del matrimonio.

Alex ya estaba acostado esperándolos, tomo a su hijo de los brazos de su esposa para ponerlo en medio de la cama.

Juliette se colocó su pijama y se acostó del lado contrario a su marido.

Al sentir que Altair ya estaba profundamente dormido, Alex se atrevió a hablar.

— Lo consientes demasiado

— Es nuestro bebe Alex y solo es por esta vez. Déjame mimar a mi principito, después  ya no se va a dejar.

Él suspiro cansando — Ambos lo consentimos demasiado, así jamás aprenderá, no puedes estar con él todo el tiempo.

— Altair es un buen niño, déjame disfrutar a mi hijo, ya que es el único que voy a tener — las lagrimas estaban a punto de asomarse de los bellos ojos verdes de Juliette.

— Juli, no llores yo... no quise decir eso y tampoco tratar así a Altair ... estaba cansando y quería estar contigo.

Sorbió — y estás conmigo y con nuestro hijo.

Alex suspiro — Perdón Juli.

Ella si había entendido a que se refería su marido, así que solo se arrimó más a sus príncipes para dormir.

Alex se sintió aliviado, ya que su esposa no estaba enojada. Les dio un beso en la cabeza "Cuanto los amo"

Juliette, antes de quedarse profundamente dormida, solo pudo pensar " Por favor, dame la fuerza para no dejarlos solos..."

Somos tres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora