El parto

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Altair había llegado corriendo al hospital, ni bien recibió la llamada de Luka (explicando que Sophia había roto fuente y su padre estaba de los nervios y que se dirigían al hospital, todo esto acompañado por los gritos de Pía) dejo todo lo que estaba haciendo y al ver su nerviosismo, su tío se ofreció a llevarlo.

Ni bien entro, vio a Luka y se acercó a él— ¿Donde está Sophia? ¿Y mi padre?

—A la señorita Sophia la han pasado a una habitación y tu padre está con ella en lo que tú llegabas —le dijo el guardaespaldas mientras le indicaba el número de habitación.

—Gracias... Luka, ¿podrías avisarle a mi suegra?

Él vio con duda al joven— No creo que sea lo más prudente —respondió con torpeza.

Altair solo se le quedo viendo, en este momento no tenia ni tiempo ni cabeza para preocuparse por la mamá de Sophia.

—Solo avísale —le dijo mientras se iba a buscar a la madre de sus hijos.

No fue muy difícil encontrarla, los gritos lo guiaban y cuando entro al cuarto, vio una escena muy graciosa: Su aparente imperturbable padre, estaba completamente pálido y Sophia tenía una expresión de quererlo matar (supuso que debía ser el dolor y el hecho de que él no había llegado), un poco más calmado al ver su novia estaba bien, se aclaró la garganta para hacerse notar, los dos voltearon casi de inmediato.

—¡Altair! —a pesar de sentir dolor, Pía se alegró mucho de ver a su novio.

Alex suspiró de alivio—. Menos mal que llegas.

Justo cuando estaba a punto de irse, Sophia le lanzó un mirada para que ni lo intentara, asustando a su pobre novio en el proceso—. Ni se le ocurra.

—Cariño pero ya estoy yo aquí —susurró el chico, mientras le besaba la frente sudorosa—. Además tú madre no tanta en llegar.

La sola mención de su madre (y otra contracción) pusieron de mal humor a la chica—. ¡He dicho que se queda!

Ambos asintieron asustados y Alex solo pudo murmurar—. Las mujeres embarazadas están locas.

De todos modos Altair prefería a su padre ahí con ellos que en casa deprimiéndose.

Minutos después entró una agitada Cassandra.

—Mi vida ¿ya estás lista?

—Lárgate —la cara de Cassie perdió un poco de color— ¡Vete con tu maldito amante y déjame en paz!

Al ver el sobresalto de su chica, Altair se disponía a escoltar a su suegra para afuera pero su padre se le adelantó.

—Vamos Cass, hay que darle privacidad a los chicos y no me voy a escapar —agregó al ver la mirada que le dedicaba Sophia—. Solo llevare a tu madre a la sala de espera.

—Por mi que se vaya —murmuró.

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Cuando los dos adultos llegaron a la sala de espera, aparte de Luka estaba Massimo con una cara visiblemente preocupada y se tensó aún más al ver la cara de Cassie.

—¿Qué ha pasado? —ella negó suavemente con la cabeza y no dijo nada.

Ahora Massimo se dirigía hacia los dos restantes y Alex fue quien le contesto—. Jones se presentó en mi casa y le soltó toda la verdad a Sophia, por eso entro en trabajo de parto.

Las manos de Cassandra estaban blancas de tanto que las estaba apretando y sin importarle estar en un hospital, gritó— ¡Lo voy a matar!

Salió hecha una furia; ahora comprendía porque su hija estaba tan molesta y le dolía de sobremanera el hecho de que no la quisiera a su lado, solo esperaba que pasara el parto para poder hablar con más tranquilidad.

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