Somos tres

Aileen y Kilian

Sophia sentía como la luz le molestaba los ojos, no distinguía nada pero escuchaba una suave voz.

Era su madre.

Trataba de abrir los ojos pero no podía, todo el cuerpo le dolía, pero si podía escucharla tararear una nana.

Finalmente pudo abrir los ojos y vio a su mamá con uno de los mellizos en brazos, lo estaba arrullando dulcemente, quiso esbozar una sonrisa pero la borro de inmediato cuando vio a su otro hijo en brazos de él.

De Massimo Renzi.

De su verdadero padre.

Ciertamente no sabía que pensar, por un lado estaba feliz por no compartir lazos sanguíneos con Atticus Jones pero sentía un sentimiento de vacío cuando pensaba en como hubiera sido su vida con Renzi como su padre.

Quiso levantarse pero un peso a su lado se lo impidió, era Altair, trató de moverlo un poco y exaltado se levanto.

—¿Pia? —susurró pero eso no evitó que Cassie y Massimo se dieran cuenta y voltearan a verlos.

Sophia se le quedo viendo a sus padres un momento, en un silencio incómodo. De repente Massimo dejo a Kilian en su cuna—. Con permiso —susurró con la cabeza baja y salió.

Cassie lo imito y dejo a los recién estrenados padres solos, Altair se rasco la cabeza y balbuceó

—¿Por qué las mujeres de esta familia me quieren matar de un infarto?

—¿Qué pasó? —al hablar su voz se sentía rasposa.

—Te desmayaste... casi te perdemos.

—Cuanto... —se aclaró la garganta— ¿cuanto tiempo llevo dormida?

—Dos días, joder estaba tan asustado pensando que no despertarías.

Sophia observó a su novio, estaba hecho un desastre; tenia ojeras y su ropa arrugada, algo sorprendente en él, que siempre iba impecable.

No pudieron seguir hablando ya que en ese momento entro Alexander Salvatore por la puerta.

—¿Se puede? —venía mejor que Altair sin duda pero también se notaba que había pasado una mala noche.

Ambos asintieron.

—¿Como te sientes Sophia?

—Supongo que bien, dadas las circunstancias.

Estaba a punto de decir algo más cuando un llanto se escucho, inmediatamente Altair se paro a una de las cunas y saco al bebé que estaba en ella.

Por el color de la ropita, supo que se trataba de la niña, Altair se la dio con nerviosismo de padre primerizo.

Pudo obsérvala mejor; su carita estaba roja por el llanto, que paro inmediatamente al sentir a su mamá, ahora solo soltaba balbuceos y risitas.

La bebe tenía una mata de pelo negro y, ahora que había dejado de llorar, Sophia pudo ver que tenía la piel blanca. Era una preciosidad, sin embargo, recordó algo muy importante.

—No la hemos nombrando —susurró.

Altair parecía un poco apenado—. Lo siento, yo... no me atreví a ponerle nombre hasta que despertaras.

Sophia parecía un poco decaída, no tenía nombre para su princesa, de pronto Alex les saco de su trance.

—Aileen.

Ambos padres voltearon a verlo y él tuvo la decencia de ponerse rojo—. Yo... ese era el nombre que tú madre quería para la bebé —susurró.

Altair parecía ido— ¿Por qué no dijo nada?

—Porque ese nombre iba a ser para ti si eras niña o si teníamos más hijos... bueno no sucedido ni una cosa ni la otra... ella me lo dijo cuando...—se notaba que le costaba muchísimo encontrar las palabras, pero finalmente lo dijo—. Me lo dijo cuando estaba a punto de morir, que ese nombre le hubiera gustado para tu pequeña.

Sophia, solo sonrió—. Aileen será.

Altair saco al durmiente Kilian de su cuna y dejo que Pia lo viera.

Cargando con un solo brazo a la pequeña, acaricio la mejilla de su bebé—. Mi Kilian

—¿Puedo tomarles una foto? —Alex los agarró desprevenidos pero ambos aceptaron con una sonrisa.

Altair tomo en brazos a Aileen y dejo a Kilian con su mamá.

"Juli, espero estés orgullosa de nuestro hijo" —pensó Alex con una sonrisa.

Tomo la foto pensando en lo mucho que extrañaba a su mujer pero también en que tenía un futuro por delante, Juliette se le había adelantado y dolía pero ver a Aileen y Kilian era como volver a vivir.

Quería ver crecer a esos niños "Jules, perdóname pero todavía no me puedo reunir contigo"

Desde el cielo Juliette Salvatore estaba sonriendo.