Los sentimientos de Altair

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Después de haber escuchado a su suegra, Sophia solo podía pensar en el profundo amor de madre que Juliette tenía por Altair. Y no pudo evitar preguntarse si ella sería igual con su hijo o hija

¿Podría tener el mismo amor? Y sobre todo ¿Sería buena madre?

Las respuestas a esas preguntas la aterraban, tenía miedo de fallar... de fallarle a Altair y sobre todo de fallarle a su bebe.

Pensó en su suegra y lo triste que estaba por todo lo que Altair le dijo, ahora tenía que encontrarlo para poder hablar con él.

Encontrarlo no fue fácil pero al final lo encontró en una de las jardineras del hospital. Un poco cansada por haber caminado tanto, le tocó el hombro.

— Altair

Él volteo levemente a ver a su novia — Pia, discúlpame no era mi intención dejarte ahí, es solo que...

— No es conmigo con quien tienes que disculparte, es con tu madre, la heriste — le cortó su novia.

— ¿Y es que acaso mis sentimientos no cuentan? Ellos me mintieron y fingieron que todo estaba bien cuando no era así — dijo el chico dolido

— Cariño... ellos lo hicieron para protegerte

— ¡¿De qué?!

— No me grites, quizás no querían preocuparte, al parecer tu mamá tiene mucho tiempo con la enfermedad.

— ¿Y si le pasaba algo? Yo no hubiera podido reaccionar correctamente, acaso... ¿No confían en mí? — susurró — para ellos sigo siendo un niño.

— ¡Claro que confían en ti!, por lo menos deja que te expliquen sus motivos.

— Pía... tengo miedo... no soportaría perder a mi madre. Ella es todo para mí

— Y tú eres todo para ella, Altair. Por eso tienes que ir, disculparte y hablar con ambos.

Él sonrió — Serás una madre excelente para nuestros hijos — dijo provocando un sonrojo en la chica.

Sophia no dijo nada pero tomo la mano del chico para regresar a donde estaba Juliette.

Al entrar estaba solamente ella con Alex, y al ver a Altair, trato de pararse, siendo detenida por su marido.

— Mama... no te levantes yo voy contigo.

Ni bien llego, le dio un fuerte abrazo, derramando lágrimas en el proceso

— Perdóname mama — murmuró

— Perdóname tú a mi, mi pequeño príncipe — le dijo como solía decirle de niño.

— ¿Por qué no me dijeron? — le susurró a su madre.

— Alex quería decirte, pero yo tenía miedo...

— ¿De qué mama?

— De que me vieras frágil, no quería que vivieras con el miedo de perderme, de que sufrieras y siempre tuvieras un recordatorio de que no iba a estar para siempre contigo, así como lo tienen tu padre y tu abuelo — expresó Juliette entre lágrimas.

— Mi abuelo ... ¿Sabe de esto?

— Me diagnosticaron esta enfermedad cuando tenía 13 años, no me daban esperanzas de vida y tu abuelo estaba destrozado, contrato a los mejores médicos e investigadores que el dinero podía pagar y lo que consiguió fue controlarme con diferentes medicamentos y dietas especiales para que no tuviera recaídas.

— Mama...

— Déjame terminar por favor, estuve mucho tiempo así, hasta que conocí a tu padre, al principio tampoco le dije de mi enfermedad... no quería que me viera como una moribunda... hasta que me embaracé de ti, como sabrás la mayoría de mis medicinas no son para mujeres en estado y yo deje de tomarlas, no quería perderte.

A este punto Juliette ya estaba llorando

— No te voy a mentir Altair, fueron días muy malos, yo vomitaba casi todo lo que comía y siempre estaba muy cansada, todos los médicos decían lo mismo ... que tenía que abortarte, que era mi vida o la tuya, pero yo estaba completamente decidida a tenerte y no me importaba si era a costa de mi vida. Todo valía la pena si tú estabas bien.

Sophia se acaricio el vientre de forma disimulada, mientras escuchaba a su suegra.

— El día que naciste... fue el mejor día de mi vida y gracias a Dios pude conocerte y verte crecer, pero me advirtieron que había tenido mucha suerte y que no resistiría otro embarazo, eso por eso que eres hijo único. Durante parte de tu infancia y adolescencia vivía con miedo ... miedo de que tuvieras mi maldita enfermedad, afortunadamente siempre fuiste un niño muy sano.

Altair ya no pudo evitar derramar más lagrimas... había sido un insensible, su madre sufrió mucho y él no pudo comprenderla.

— Perdóname... yo nunca quise hacerte daño.

— Mama... yo soy el que tiene que pedirte perdón, no te escuche y te dije cosas muy feas. ¿Podrás perdonarme?

— Yo siempre te voy a perdonar mi niño.

Ambos se abrazaron, sin embargo una duda atizó el corazón del joven.

— Mama... Esta enfermedad ¿es hereditaria? — preguntó con temor, preocupado por su hijo o hija.

— No lo sé cariño, tus abuelos son muy sanos y tus tíos también... no me perdonaría jamás si alguno de mis nietos tiene esta enfermedad por mi culpa — se expresó con tristeza.

— No digas eso mamá, no es tu culpa ni de nadie, ya veras que todo estará bien. — observó que su madre parecía más cansada, quizá por todas las emociones vividas ese día.

— Papá, mamá, nos vamos a ir ¿vale?

— Pero...

— Mami tienes que descansar, estás muy pálida y no quiero que te pase nada.

— Altair tiene razón, tienes que descansar, de todos modos el irá después a la casa, ya que no quieres quedarte aquí — dijo Alex con una mueca.

— Ya te he dicho mis razones... prefiero estar en la comodidad de mi casa con mis seres queridos.

Alex suspiro al ver la terquedad de su mujer pero sonrío y la beso en la frente.

— Está bien, será como tú quieras mi amor.

Ambos se despidieron de su hijo y su nuera, con la promesa que irían después a visitarlos.

Mientras iban camino a casa, Altair no pudo evitar comentarle algo a Sophia.

— Sofi... yo quisiera que viviéramos un tiempo con mis padres — le dijo con algo de pena el chico, ya que no era su idea para comenzar una familia pero su madre lo necesitaba.

Ella asintió con una sonrisa — Está bien cariño, yo entiendo que quieras estar con tu madre y nosotros te apoyaremos en todo — acariciando su pequeño vientre.

— Te prometo que será temporal

— Altair, el tiempo que necesites, nosotros no iremos ningún lado.

Él tomó su mano — Muchas gracias mi pequeña... por estar conmigo en estos momentos y por apoyarme. Hablaré con mi padre para arreglar todo ¿si?

— Seguro que esto le hará mucha ilusión a tu madre.

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