La Ruleta Rusa

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Los sobrevivientes fueron llevados a la sala de arriba. Allí se hallaba el maligno William, sentado en una de tres sillas que habían dispuestas en forma de círculo. Kevin y Luke tomaron asiento... no sabían que iba a suceder. El hombre los miró con cara desafiante.

— Hola, ganadores. Les doy la bienvenida a la prueba final (debido a "fallas técnicas") - rió malévolamente haciendo mención a la muerte de la otra familia - de la noche. Me entraron ganas de jugar. Hagamos un trato: si yo pierdo, los dejaré esfumarse; si uno de ustedes pierde, el que quede tendrá que formar parte de mi grupo.

Los muchachos guardaron silencio, desconocían de qué trataba la prueba.

— ¿Podrías explicarnos de qué demonios trata la prueba? - dijo Kevin -.

Entró la mujer a la habitación con un revólver para una capacidad de cinco balas. William había perdido la cordura. Los observó con una cara maquiavélica.

— ¿Conocen la ruleta rusa? - miró el revólver con una cara perturbadora - Esta linda arma contiene una sola bala. Apuntarán hacia sus cabezas y presionarán el gatillo... sólo hay dos posibilidades: vivir o morir. Comencemos.

Tomó la pistola y apretó el gatillo. Ninguna bala salió de la boca del revólver. Turno de Luke. Estaba sudando de una manera inimaginable. Cargó el arma y apretó el gatillo cerrando fuertemente los ojos, ninguna bala. Turno de Kevin... hizo lo mismo que Luke. Nada de nada.

William obligó a Luke repetir su turno; el muchacho lo observó con una cara de odio. Afortunadamente, nada salió del revólver. Kevin tomó el arma inesperadamente.

— Déjenme... es momento de acabar esta vida, Luke... te quiero... has sido un buen amigo... ojalá y encuentres a tu padre... 

Cargó el arma y se puso el revólver a la altura de la cien... de la nada apuntó hacia William y disparó. El hombre falleció al instante al recibir la bala en su cabeza. Los muchachos se levantaron de sus asientos y se prepararon para escapar de la isla. 

Abrieron la ventana y saltaron desde la torre, cayendo sobre el tejado de un galpón. Luke abrazó a Kevin.

— Pensé que me quedaría aquí, amigo... - dijo impresionado -.

— Llegaremos juntos al refugio, ¿no? Tenía muchas ganas de asesinarle - respondió -, continuemos escapando.

Las alarmas sonaron por la isla. El jefe había sido asesinado. Los muchachos bajaron del tejado del galpón. Se dirigieron rápidamente hacia una lancha que había en el muelle. Corrieron rápidamente hacia ella. Llegaron, pero la mujer salió persiguiéndolos.

— ¡A ellos! ¡Han asesinado a William! ¡Tomen sus motos acuáticas y persigan a esos mocosos! - exclamó -.

Kevin y Luke se hallaban bajo presión. Debían salir rápidamente de ese lugar. Después de unos intentos, lograron hacer andar la lancha, dirigiéndose hacia un destino incierto. El cielo nocturno se cubrió de nubes, una gran tormenta se avecinaba.

— Kevin, hay un arco y unas cuantas flechas en este cofre. ¡Dispárales! - dijo Luke -.

Y este último tomó el control de la lancha, acelerando al máximo.

— No tenemos mucho tiempo, Kevin. La tormenta nos derribará - dijo Luke -.

Comenzaron a sonar truenos a la distancia. El viento comenzó a soplar y el oleaje se hizo presente. Kevin tomó el arco y disparó hacia el primero secuaz de William que se avecinaba a ellos.

Después de varios disparos hechos, quedaban dos hombres por derribar; Kevin no tenía más flechas. 

— ¡Luke! - exclamó Kevin -.

Esperanza: El gran viajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora