La historia de Wyatt

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— ¿Qué hora podría ser? - preguntó Luke -.

— Creo que ya debe ser medianoche - contestó Kevin -.

— Pienso lo mismo... no veo nada de lo que hay afuera... debe ser luna nueva o algo así.

— Una explicación más coherente es que las nubes cubren el cielo y por eso la luna no ilumina como debería - ríe -.

— Buen punto. ¿Tienes sueño?

— Nop. La siesta de la mañana me dejó con la suficiente energía. Debemos llegar lo antes posible a Diamond Bay.

— Espero y papá siga vivo.

— Debe estarlo. Pero sigo intrigado con el tema de las hojas de ese "diario de vida".

— Papá no escribía diarios de vida. ¿Cómo es que justo encontremos esas cartas cuando llegamos nosotros a la bahía? No comprendo...

— Somos dos, amigo... - suspira - hey. Debo contarte algo. Sé que no es el mejor momento para hacerlo, pero no quiero vivir más oculto... además, ya no hay motivos para seguir escondiendo mi verdadero yo (el mundo casi no existe).

— ¿Qué ocurre? Hace tiempo no te ponías tan serio... relájate amigo.

— Es que quizá me odies por decirlo... desde pequeño supe que era distinto al resto, pero me atemorizaba lo que dirían todos y...

— Shhh... no digas más. Sé a lo que quieres llegar, Kevin. Y te seré sincero... siempre supe que eras homosexual, pero hay algo que nunca debes olvidar. SIEMPRE, pero SIEMPRE vas a seguir siendo mi amigo, ¿entendido?

— Es que tuve que ocultarme para agradarte... cuando mirábamos a chicas en el centro comercial, yo... sólo seguía la corriente, pero no sentía realmente cosas hacia ellas.

— Tranquilo. Aquí estoy. 

Kevin emocionado agradece el gesto empático de su amigo Luke y se dan un fuerte abrazo. Habían pasado muchas cosas juntos, y se conocían desde siempre. El chico sintió la necesidad de confesar eso. Aunque difícil no fue.

— Ahora bien, quiero que me cuentes si has sentido cosas por alguien en este último tiempo. Travis, Steph, Tyler, incluso Jamy - preguntó Luke -.

— Pues, no. La verdad de las cosas es que la situación no me ha dado el tiempo para poder fijarme en alguien - contestó Luke -.

— Ya veo. Disculpa que cambie repentinamente el tema, pero... ¿cuidaremos de Wyatt?

— Por supuesto, Luke. Debemos protegerlo... como si fuese nuestro hermanito.

— El problema es, ¿cómo lo haremos para llegar con él al refugio?

— Nos las arreglaremos. Un niño no es un estorbo para mí. 

— Para mi tampoco lo es.

— Lo sé amigo. Intentaré dormir un poco más.

— Buenas noches.

La fogata estaba más encendida que nunca. La temperatura en la tienda se elevó a un punto agradable para todos. Kevin se recostó cerca de Wyatt y cerró los ojos. Luke observaba a través del ventanal de la tienda mientras la lluvia caía fuertemente sobre el suelo, además de fuertes ráfagas de viento que sonaban en el exterior de la tienda.

Pasado un rato, Kevin despertó y le dijo a Luke que fuese a dormir un rato antes que amaneciera. Llegó la mañana y Wyatt despertó algo delicado de salud. Tenía bastante fiebre. 

Luke salió a buscar agua a los lugares cercanos mas no encontró nada. Al regresar, Kevin se hallaba aterrorizado...

— ¿Qué demonios ocurre? - preguntó Luke -.

— Es Wyatt - dijo Kevin -.

— Sigo sin comprender, Kevin. Dime qué ha ocurrido...

— Mira su muslo...

El niño había sido mordido por un zombi sin darse cuenta. No sintió dolor alguno cuando lo dañaron...

— Sólo... recuerdo haber estado con mis padres... corriendo de una horda de zombis. Eran demasiado para nosotros. No podíamos lidiar con ellos. Nos escondimos dentro de una tienda que había en una ciudad, hasta que un muerto viviente apareció de una estantería y comenzó a perseguirnos... no logro recordar más...

~ Flash back ~ 

Wyatt y sus padres formaban parte de un grupo de no más de siete integrantes. Habían hecho un gran trabajo sobreviviendo al apocalipsis. Todo marchaba por un buen camino, hasta que uno de ellos traicionó al equipo, robando provisiones para dárselas en la noche a grupos de asaltantes. 

Un día, llegó uno de esos grupos a atacar al equipo de Wyatt. Asesinaron a todos, excepto a la familia de tres integrantes. Lo peculiar de esa familia es que los padres de Wyatt, lo habían adoptado: eran una pareja homosexual.

A pesar de todo, Wyatt los adoraba. Eran muy felices viviendo los tres juntos. 

Las cosas se pusieron difíciles luego de la tragedia ocurrida. La comida era escasa y el agua y medicamentos, así como prendas de vestir, eran "joyas" que se podían encontrar.

Se asentaban en lugares donde los zombis no habitasen, pero siempre ocurría algo que los hacía irse de allí. 

Una de esas cosas que ocurrió fue el encontrarse con un horda gigantesca, ubicada en una ciudad cercana a la gasolinera donde actualmente se hallaba Wyatt. Era una noche fría, manos y pies helados. Se escondieron dentro de una tienda de ropa... lo paradójico es que no habían prendas allí dentro. Un muerto viviente sale de un armario, y muerde a uno de los padres de Wyatt. En ese instante, los gritos de él acercan a la horda hacia esa posición. El niño y el mayor intentan salir por la puerta trasera, mas no logran hacerlo. Sólo quedaba salir por la rejilla de ventilación.

— Hijo, vete de aquí. Tu puedes hacerlo - le dijo el padre -.

El niño sólo realizó lo que su padre le ordenó. Lo abrazó, y lo besó en la mejilla antes de irse por la rejilla de ventilación sin antes sentir una picadura en la parte trasera del muslo.

Tras una larga caminata, el niño logra llegar a la gasolinera...

Y encontrarse con Kevin y Luke...

 

Esperanza: El gran viajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora