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- Elena... - dice Aiden detrás de mi.

- ¿Qué? - dejo de caminar y lo veo.

- ¿Qué era lo que me ibas a decir ayer?

- Yo... - trago en seco.

- ¿Qué?

- Me temo que no podemos vernos más, Aiden.

- ¿Qué? ¿Por qué? Si hice algo que te molesto...

- No. - lo interrumpo - No hiciste nada, el problema aquí soy yo.

- Pero...

- Lo mejor es que cada uno siga con su camino, creeme te estoy ahorrando un gran problema.

- ¿De qué hablas?

- Lo lamento. - digo sin responder a su pregunta.

Comienzo a caminar pero esta vez, no me sigue. Si no que se queda en su lugar sin siquiera moverse.

Paso junto a un grupo de chicos de último año y veo a un chico que me resulta familiar. Sonríe al verme, pero al notar mi expresión su ceño se frunce.

- ¡Hey Harry! Vamos. - le dice otro y despega su vista de mi.

Sigo caminando restándole importancia a lo que acaba de suceder. Pero ese chico... ¿De dónde lo conozco? ¡Ya se!

Fue el que tropezó conmigo el otro día. Harry, es alto, su cabello esta algo largo y tiene rulos desarmados... Sus ojos son esmeraldas... Y su sonrisa es hermosa, la más linda que haya visto. Esos hoyuelos que se formaron en sus mejillas y la manera en que me vio... Me resulto extrañamente familiar. Sin embargo no lo conozco y su nombre no me dice nada.

Llego a mi casillero y sonrío al ver la nota perfectamente doblada allí. La tomo entre mis manos olvidando a Aiden y lo que sucedió hace unos momentos. En este instante solo pienso... en él.

"Elena, quiero decirte que después de pensarlo demasiado he llegado a la conclusión de que debo dejarte en paz. Tal vez ya no le tomas importancia a mis notas, porqué estás con alguien más. Y muy a mi pesar lo único que quiero es verte feliz, y si lo eres con él no tengo más remedio que aceptarlo. Me prometí que está sería la última vez que te escribiría, pero no quiero que lo sea. Seguiré escribiendo al menos por ésta semana...

Atentamente; el chico de las notas"

No, no puede dejar de escribirme... No él, Aiden ya no es nada para mi. Pienso en una posible solución, pero no se quién es por lo tanto ni siquiera puedo hablarle. Pero... Puedo escribirle. ¡Claro! ¿Cómo no pensé en eso antes?

Arranco una hoja de mi libreta y la tomo pluma entre manos, comienzo a escribir sin embargo no soy yo quien lo hace, si no mi corazón.

El Chico De Las Notas | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora