[[PAUSADA]] Ugly [El monstruo del instituto Rivers]

Capítulo 15

—Dos años seguidos —El Señor Donald meneaba la cabeza mientras abría la envoltura de su hamburguesa—. El año pasado por lo menos tuvimos un pollito. —La hamburguesa descansó en el plato perteneciente a la vajilla de porcelana que una vieja tía le obsequió al matrimonio Donovan. El señor Donald alzó la mirada y observó a su esposa al otro extremo de la mesa—. ¿Quién fue este año?

—El mismo del año pasado —contestó la Señora Donna mientras mordía su hamburguesa.

—¿Qué pasó, Arthur? —Joshua lanzó un suspiro por lo bajo mientras levantaba la tapa superior de pan, se encogió de hombros.

—La fila era inmensa.

—La fila era inmensa —repitió Donald mientras volvía la vista a su plato—. Increíble, si yo le hubiera dicho algo así a mis padres, y con invitados este año.

—No se preocupe por mí, señor Donovan —se apresuró a decir Richard mientras veía burlonamente a su amigo Joshua, este por su parte lo fulminó con la mirada, claro, Richard aún no estaba enterado de la verdadera razón por la que los Donovan cenaban hamburguesas en acción de gracias y no un delicioso pavo.

—Ni por mí —agregó Cintia quien parecía muy dichosa—. Adoro las hamburguesas. —Donna le dirigió una mirada de agradecimiento mientras decía.

—Y dinos, querida. ¿Por qué no te habíamos visto antes?

—Oh bueno, llegué a mitad del año pasado al país. Antes vivía en Francia con mis padres.

—¿Y estudias en el mismo curso que Richard y Joshua? —La morena asintió con la cabeza y un pedazo de hamburguesa en su boca.

—Y trabajamos juntos —agregó Richard mientras alcanzaba su copa de vino blanco.

—En la heladería Yellow, ¿no? —exclamó Donald mientras tomaba la hamburguesa. Ambos jóvenes asintieron.

La cena transcurrió con normalidad, a excepción de las hamburguesas con vino. Cintia se acopló muy bien a la familia Donovan. Cambiando interesantes pensamientos con la señora Donna e interactuando con Joshua las pocas veces que tuvo ánimos de hacerlo. Cuando hubieron terminado de comer, los jóvenes decidieron salir a la parte trasera de la casa y charlar un rato. Todos excepto Michael, quien aludió sentirse cansado. Joshua y Richard intercambiaron una mirada cuando escucharon su escueta disculpa y luego siguieron su ascenso por la escalera con la mirada. Por lo demás, lo dejaron pasar.

Salieron entonces los tres jóvenes al frio de la noche. Todo el patio estaba cubierto de nieve, y el frio era casi acusador. Cintia se abrazó y lamentó no traer bufanda ni guantes. Richard y Joshua solo se frotaron las manos. Caminaron hacia la solitaria mesa que había en el patio, quitaron la nieve de las sillas y tomaron asiento. Cintia dio un pequeño respingo al sentir la humedad contra sus partes traseras.

—Tengo algo que contarles —exclamó Joshua ignorando la incomodidad de Cintia.

—Suéltalo.

Exclamó Richard de inmediato a quien la perspectiva de algo interesante lo hizo emocionarse mientras se inclinaba levemente hacia adelante. Joshua por otro lado desvió la mirada de sus amigos y miró hacia la casa de al lado. Se tapó la boca con ambas manos y sopló intentando concentrar algo de calor y luego dijo.

—Hoy en el súper me encontré a —dejó la frase suspendida mientras bajaba las manos a sus piernas. Richard lo apremió para que continuara y así lo hizo, luego de unos segundos que se había concedido para reunir valor de pronunciar aquel nombre—. A Melisa.