Año 2006
De: El juicio de Julie.
—Las pruebas encontradas en su tercera víctima son irrefutables, no solo por la similitud con los dos asesinatos anteriores, sino también por la fuerte evidencia de su presencia que nuestras pesquisas encontraron en la escena.
Año 2000.
Escuela secundaria Rivers.
Los enormes ojos cafés de Althea parecían a aquella hora de la mañana más tiernos que nunca. Sus largas pestañas se batían rápidamente ante Richard; porque para Althea todo en él la ponía nerviosa. Su hermoso cabello en rulos que se agitaban suavemente a su andar. Su altura que lo hacía siempre sobresalir. Sus labios cuando bailaban al sonido de su nombre. Cosa que para la tristeza de Althea Vega no sucedía muy a menudo y que esa mañana del trece de octubre no parecía que fuera a ser una ocasión diferente. Ahí estaban, en mitad del pasillo y lo único que él había dicho era: ¿Estás bien?
Claro, el estado físico de Althea dejaba mucho campo para pensar que no lo estaba. Su frente estaba empapada en sudor, su respiración era agitada, sus mejillas estaban coloreadas de carmesí, su blusa de flores lilas tenía una mancha en la manga izquierda, una mancha de color rojo y sus grandes ojos cafés parecían gritar: ¡Ayuda! Porque era eso lo que más deseaba Althea, gritarle al chico frente a ella: ¡Ayúdame Richard, ayúdame y no me dejes sola! Pero lo único que pudo articular la joven fue:
—Sí Richard, estoy bien. —Pero parecía que Richard no podía creerse esa frase del todo, pues insistió.
—¿Segura? Porque no te ves bien. ¿Alguien te hizo algo? Puedes confiar en mi Althea, dime lo que necesites. —Althea sonrió para sus adentros, porque lo único que ella necesitaba de él, él acababa de dárselo sin saber. Sus labios danzando en el sonido de su nombre.
—Gracias Richard, estaré bien. Yo solo estaba terminando un proyecto para la clase de arte y estoy un poco corta de tiempo. Por eso estoy tan agitada y bueno —La joven señaló la mancha rojiza en su manga—. Se me derramó la pintura y es todo un desastre.
—Oh bueno... al menos tú estás bien.
Ambos se sonrieron y ambos desearon tener algo más que decir, pero el término de aquella charla era inminente. Así que antes de lo deseado, ambos se despidieron con una ligera inclinación de cabeza y una cálida sonrisa, y al instante cada uno tomó rumbos distintos.
Richard se alejó por el pasillo más solitario del instituto, sus manos en el interior de los bolsillos de sus vaqueros, una ligera sonrisa en sus labios y sus pensamientos concentrados en el reciente encuentro con Althea. Su mente recordaba aquellos ojos cafés que eran para él la mirada más tierna y pura que había visto en toda su vida, claro, no era que a sus dieciocho años hubiera visto mucho, pero algo en su interior le decía que allá afuera no habían ojos más hermosos que los de Althea Vega.
La mesa más alejada de la cafetería.
Michael movía los dedos de la mano derecha sobre la superficie de la mesa, aparentando un aspecto descuidado y juguetón, pero la verdad era que sus dedos bailaban debido a los nervios.
Luego de la clase de historia; Candy Jensen le dio un pequeño papel en el cual, con tinta lila, estaba escrito su nombre, su dirección y su número telefónico. Se lo había dado como quien da un paquete de cocaína; sin mirarlo a la cara, cuando no quedaba nadie en el aula y luego se había marchado fugazmente.
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[[PAUSADA]] Ugly [El monstruo del instituto Rivers]
Mistério / SuspenseEl instituto Rivers es un lugar común y corriente hasta que una de sus estudiantes de último año es asesinada. Pero no es sino hasta que aparece una segunda víctima, que el temor empieza a imperar en el alumnado, profesorado y padres de familia. Los...