→ Catorce

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Los pasos resonaban en el suelo a un ritmo constante, el Cielo estaba en un extraño silencio, por poco parecía que no se encontraba ni un alma en aquel lugar; Kureto observó de reojo a su equipo mientras avanzaba, ellos eran los únicos que apoyaba...

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Los pasos resonaban en el suelo a un ritmo constante, el Cielo estaba en un extraño silencio, por poco parecía que no se encontraba ni un alma en aquel lugar; Kureto observó de reojo a su equipo mientras avanzaba, ellos eran los únicos que apoyaban su visión de mandato, y todos iban con la cabeza en alto, orgullosos de estar a su lado.

Sonriendo de lado, volvió su vista al frente, donde el gran trono de dios parecía esperar a que se sentara en el; aquella especial silla estaba sobre un alto pedestal, con plumas y flores en una escala de tonos desde gris claro a blanco adornándole, todo esto en señal de pureza y solo dios tenía el derecho de usarla.

Suspiró sintiendo la emoción en su vientre, y una vez estuvo al pie de las largas escaleras que se dirigían a tan bello trono las subió, escalón por escalón, a paso lento, y se sentó; inmediatamente las trompetas resonaron anunciaron la llegada del nuevo dios.

Los ángeles que observaban alrededor de la gran silla al usupador no podían hacer nada, a menos que quisieran ser desterrados; por lo que mantenían sus expresiones contrariadas, sin hacer nada más que mirar.

Alaben a dios —ordenó Aoi al pie de las escaleras.

Los querubines, en una perfecta sincronización, se arrodillaron, cerraron los ojos, juntaron sus manos en posición de oración, y empezaron a murmurar algunas frases que eran tan solo simples murmullos de alabanza al ser supremo, pero al estar conjunto, se oían potentes y casi entendibles.

Seréis llenos del conocimiento de mi voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritualrecitó Kureto, altivo—. Os daré espíritu de sabiduría y revelación de mi conocimiento e ilumina los ojos de vuestro entendimiento.

Améncontestaron los ángeles casi automáticamente.

Esta vez, el de cejas pobladas sonrió completamente, y recibió con aquel gesto la reverencia de su equipo y los demás querubines; se sentía demasiado bien.

Era el mismísimo soberano del Cielo.

Era el mismísimo soberano del Cielo

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Yo soy tu ángel y único protector [MikaYuu/ReCus/KimiYoi] |Resubiendo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora