Yo soy tu ángel y único protector [MikaYuu/ReCus/KimiYoi] |Resubiendo|

→ Diez

—Yuu-chan, Yuu-chan, Yuu-chan, Yuu-chan, Yuu-chan, Yuu-chan, Yuu-chan, Yuu-chan... —repetía sin cansarse Mika.

—¡¿Qué quieres?! —chilló alterado el aludido.

—Tienes que hacer tu tarea, Yuu-chan —le recordó el rubio.

—No quiero.

—Pues la harás quieras o no —sentenció el ángel al tiempo que jalaba a su humano y lo obligaba a sentarse en su escritorio, luego se paró tras él, viendo los cuadernos—. Matemáticas, ¿eh? Era muy bueno en eso cuando estaba en la escuela.

—Q-Qué bien, Mika.

La respiración tibia del ojizafiro en su nuca lo ponía nervioso, y tener las manos contrarias tan cerca de las propias le causaba escalofríos de solo pensar en tomarlas.

—A ver, este número se divide por este... —empezó a explicar el mayor.

Mientras el querubín parloteaba sobre cómo sacar el resultado de la ecuación, Yuu solo se concentraba en las expresiones faciales que tenía al hablar; era de rostro delicado, fino y sus labios se movían despacio, en un baile de pronunciaciones lentas y casi rítmicas.

Su cara estaba a escasos tres centímetros, y el moreno veía de manera disimulada la cercanía con la que este explicaba, sus ojos no mostraban más que tranquilidad; estaba hipnotizado viéndole.

Y qué decir cuando sus zafiros quedaron en contacto fijo con sus esmeraldas, Yuu lo vio hablar, una, dos, hasta tres veces, pero no podía oírlo, estaba concentrado en los movimientos de sus labios e inconscientemente se acercaba un poco a ellos; entonces finalmente reaccionó cuando él le dio un golpe en la cabeza.

—¡Oye! —se quejó el más bajo.

—No me estabas escuchando, Yuu-chan —suspiró cruzándose de brazos y alejándose a la ventana mientras levitaba.

Yuu se lamentó por eso, y...

Espera, Mika era un chico, estuvo a punto de besar a un chico; esa idea hizo que las tripas se le revolvieran, pero... besar a Mika sonaba tentador...

El ojiesmeralda meditó unos segundos, y mucho antes de tomar una decisión, su cuerpo se estaba moviendo casi por sí mismo.

—Oye, Mika —le llamó mientras se levantaba de su escritorio.