"Donde los ángeles son reales y deben corregir a los humanos".
Historia Yaoi/Gay.
Boy Love/ChicoxChico.
Advertencia: si son muy creyentes, se les recomienda no leer o simplemente no tomarse a pecho nada de lo que haga referencia a la religión.
Shiny...
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—Mocosos, tenemos una opción para ustedes, aunque no estoy muy seguro de que sea adecuada —bramó Guren después de haber tenido una mini reunión con su pareja y de ver a los tres diablillos llorar con la que era su asistente—. Krul, ve con Akemi y dile que prepare las tropas en lo que resolvemos esto.
Asintiendo, la pelirrosa soltó suavemente el contacto y se alejó a cumplir la orden, por lo que el trío se secó las lágrimas orgullosamente y se dispuso a escuchar la "propuesta no tan adecuada" que aquellos seres tenían para plantearles; y es que si se las comunicaban, significaba que podrían tener la opción de aceptar o negarse.
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—Tienes que quedarte en tu casa por las noches, Yuuichirou —gruñó Asura enarcando una ceja mientras le veía guardar sus llaves y ponerse una chaqueta.
—Cállate, noobedezcoaalguien que no es miángel —espetó con fastidio.
Fue sumamente difícil perder a ese maldito y extraño querubín, tuvo que correr por varias cuadras, pasar por el cementerio y esconderse en un callejón; milagrosamente logró ocultarse, aunque bueno, no era tan así.
Ahora se sentía perdido, sus padres eran lo de menos, en su cabeza estaba el rubio ángel que le había cautivado y el deseo de volverle a ver, pero no tenía idea de cómo ascender al cielo que no fuese muriendo y ni siquiera eso aseguraba que lo vería de nuevo; tenía que pensar con cabeza fría, o sino, regresar a su casa y resignarse.
—¿Por qué diablos tuve que enamorarme de un ángel? ¿acaso estoy loco? —gruñó en voz baja, jalándose el cabello con cierto enojo.
—¿Te enamoraste de mí, Yuu-chan?
Perplejo ante aquella voz burlona y risueña, se giró a encarar al poseedor de esta, encontrándolo con una apariencia muy distinta, pero no le importó; incluso se olvidó de su orgullo y se lanzó a abrazarle fuertemente. Claro que iba a gritarle, pero primero disfrutaría de su calidez, y quizá, de uno o dos besos.
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