→ Ventiuno

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Tres días después, en los que cada uno cumplió su papel para la gran batalla que se avecinaba, los diablillos se quedaban en sus puestos de batalla mientras Mikaela, Lacus y Kimizuki les pedían a sus humanos quedarse fuera de todo eso; habían char...

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Tres días después, en los que cada uno cumplió su papel para la gran batalla que se avecinaba, los diablillos se quedaban en sus puestos de batalla mientras Mikaela, Lacus y Kimizuki les pedían a sus humanos quedarse fuera de todo eso; habían charlado y pudieron explicarles, además de contestar todas sus preguntas sin restricción alguna ahora.

Yuuichirou, Rene y Yoichi se sentían inútiles y una carga en esa situación, pero solo eran humanos, no había nada que pudieran hacer, Shinya claramente les había dicho que no era su pelea, y que ellos solo estaban ahí para subirles la moral a sus tres "ángeles" de confianza; tuvieron que tragarse su orgullo y dejarse resguardar en un lugar desconocido por ellos bajo una barrera que Akemi les puso por órdenes de Guren.

Todo estaba perfectamente listo cuando finalmente se abrió un portal en lo alto de la caverna gigantesca que era el Infierno y de ella descendió Kureto acompañado de una cantidad amplia y extensa de ángeles; Guren salió a su encuentro rápidamente.

La presencia de aquel ser era imponente, aunque también era grotesca y asquerosa, muchísimo más porque incluso los diablillos debían observar desde el suelo, flexionados en una reverencia para rendir tributo a la divinidad presente.

Guren, he venido a hablar contigo —dijo el de cejas pobladas—. Y también, a interrumpir tus dominios con una búsqueda.

Aquel ladrón de la aureola de dios iba acompañado de sus fieles compañeros en el golpe de poder al Cielo: Aoi, Seishirou, Mito, Shigure, y también Scarlett, cuya obligación era estar con él; orgulloso y prepotente se acercó a Guren a la vez que hacía un ademán con su mano, en una orden silenciosa.

¡Ahora!gritó Guren, autorizando el inicio de la batalla.

Todo ocurrió rápidamente; los diablillos que antes estaban arrodillados abrieron portales para traer a los demonios de clase baja que necesitaban para atacar a los ángeles, que si bien, no tenían la culpa de la situación, estaban del lado del de cejas pobladas; luego fue el turno de Scarlett y Akemi de luchar contra los fieles perros del nuevo dios.

Kureto se quedó estático por largos instantes, sorprendido de tal osadía.

¡Ahora, Shinya!

De la nada, un portal se abrió por el techo, y el albino bajó en picada cual águila acompañado de una espada celestial que brillaba intensamente, logrando cortar una de las orejas del de grandes cejas antes de que este se alejara para esquivar su muerte; la sangre se derramó y una onda expansiva de poder detuvo cualquier acción en el Infierno.

¡¿Cómo te haz atrevido a hacerle esto a tu dios?!rugió iracundo Kureto, sosteniendo su oreja y con venas brotando en su cuerpo.

Yo no te considero un diosespetó Shinya seriamente.

¡Te arrepentirás de esto, Shinya! ¡todos van a arrepentirse!

Yo soy tu ángel y único protector [MikaYuu/ReCus/KimiYoi] |Resubiendo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora