Yo soy tu ángel y único protector [MikaYuu/ReCus/KimiYoi] |Resubiendo|

→ Veintitrés

—Así que borraron sus memorias recientes —mencionó Shinya haciéndose el sorprendido, era obvio que lo harían, por doloroso que resultara—. Muy bien, entonces prepárense para la conversión, chicos.

—Sí, Shinya-sama.

Los tres salieron desganados hacia la oficina de Scarlett, la cual les vio apenada y trató de consolarlos, pero no pudo, así que se limitó a hacer su trabajo. "Prepararse" para la conversión era diferente esta vez, ya que ellos eran diablillos, así que tenían que pasar por el registro, y bueno, un proceso un tanto diferente del común —cuando los humanos se convierten en querubines—.

Lo más triste es que sabían que no era el fin del mundo, no era el peor escenario y tampoco era como que la Tercera ley hubiese vuelto a regir, sin embargo, que todas sus vivencias en esos escasos días fuesen eliminadas de sus memorias era cruel, mucho más siendo que a ellos mismos no les serían quitadas, dado que no podían conseguir aquello tan fácilmente.

Lograron realizar todo el procedimiento en poco tiempo, por lo que regresaron con Shinya, y pasando uno a uno, este los convirtió nuevamente en ángeles; recobraron sus preciosas alas, sus blancos ropajes y sus brillantes aureolas. Y aún así no se sentían dichosos, tampoco estaban al borde de morirse, no hay que exagerar, no obstante, había un hueco en sus corazones.

La confesión de Rene y cómo le cargó, aquella frase de Yoichi que logró molestar a dios y sus tiernos celos, Yuu siendo mucho más serio y honesto sobre su sentir; absolutamente todo aquello sería eliminado de sus recuerdos, y era tan doloroso.

Ir a la escuela sin sus ángeles se había convertido en todo un fastidio, tanto así que simplemente llegaban a sentarse en sus sillas a fingir ver las clases y volvían a sus casas desganados. Los tres se notaban cansados, preocupados y estresados. Todos se habían dado cuenta, Shinoa y Mitsuba tampoco eran ajenas a esto y de hecho, la primera intentó molestarles únicamente para ver si había alguna reacción.

De parte del ojeroso y del castaño no hubo ninguna realmente buena, y del azabache recibió insultos feroces que definitivamente hubiera no preferido oír. Y Mitsuba también intentó, pero obtuvo simples "no pasa nada", "estoy bien" "qué te importa" de cada uno, por lo que dejó de insistir.