Esa dichosa fiesta es en lo único en lo que puedo pensar. Me pasé la noche dando vueltas en la cama, buscando una manera de colarme en ella y obtener la exclusiva de la pelea que seguramente se presentará, pero no se me ocurrió nada. Al menos, nada que fuese legal.
Pensé en hacerme pasar por una mesera, meterme en una caja y que me llevaran al interior creyendo que soy un enorme bulto de papas, mentir sobre mi nombre; alegando que estaba en la lista e incluso ofrecer a los organizadores una página entera en la revista en donde les diese la razón a ellos y no a los artistas. Esa idea fue la que menos me agradó y sabía que a Alex no le gustaría ninguna.
Nisiquiera puedo concentrarme en el inicio de mi artículo sobre la marcha de ayer, a pesar de que llevo horas sentada frente a mi computador.
- ¿Sigues pensando en esa fiesta?
La manera en que Alex lee mi mente es casi aterradora.
- No. - Miento descaradamente. - ¿Por qué? ¿Tú si?
- No. - Responde a secas.
Hago una mueca de fastidio ante su respuesta.
- Bueno, entonces supongo que te daré el día libre. - Digo.
Alex me mira.
- Supongo que tendremos que encontrar algo que hacer. Podríamos ir a la piscina. - Propone.
- Oh, eso me encantaría. Pero me temo que no puedo. Dije que tú podías tener el día libre, pero yo sí tengo cosas que hacer.
- ¿Y que sería eso? - Pregunta el chico.
- Tengo una fiesta a la cual colarme. - Respondo, sonriente.
- Creí que habíamos dejado atrás ese tema.
- Pues, ya ves que no es así.
- Mía, no te dejarán entrar.
- Encontraré la forma. Sé que no te agrada la idea, Alex, pero de esto se trata el periodismo. De buscar. Y si tengo que entrar, arrastrándome por un ducto de ventilación lo haré encantada. Eres bienvenido, si quieres venir. Si no, nos veremos a la hora de la cena.
La expresión que Alex tiene en su rostro, es la misma de una madre que trata de hacer entrar en razón al más terco de sus hijos. Sin embargo, parece relajarse cuando pronuncio aquello último. Él sabe que ya he tomado una decisión y que llevaré a cabo mi propósito, con o sin su ayuda.
- Solo... prométeme que no te harás pasar por una mesera. - Me pide. - Eso sería arriesgado, sin mencionar que es en extremo cliché.
Me río.
- Pff, esa idea absurda no había pasado por mi cabeza.
Alex se relaja y decide acompañarme. Ahora lo único que falta es encontrar la manera de entrar.
La fiesta se llevará a cabo en un exclusivo club de la ciudad y sus puestas abrirán a las ocho de la noche. Después de muchas cavilaciones y averiguaciones decidimos que lo mejor será emplear el viejo y confiable truco de "He venido con mis padres, ¡claro que estoy en la lista, revisé nuevamente y verá mi nombre!" y ya que ninguno de los dos ha empacado traje para la ocasión, salimos en un viaje de compras improvisado.
Alex encuentra un hermoso esmoquin enseguida. Completamente negro, con algunos detalles azul oscuro. Lo combina con una camisa blanca y unos zapatos negros elegantes y ya está. Todo listo. A mi, me toma mucho más tiempo encontrar el vestido perfecto.
- ¿Acaso irás a tu graduación?
Alex está de mal humor porque llevo más de una hora paseándolo de tienda en tienda.
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Guía práctica para enamorar a un YouTuber. (Alex Puértolas fanfic)
FanficEs imposible desear algo si ya se posee todo. El futuro de Amelia parece estar asegurado cuando la oportunidad de escribir para una importante revista de moda la lleva a mudarse a Madrid. La vida en un nuevo país es prometedora y el cielo es el limi...