{Capitulo 22}

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Revisó la hora en su reloj mientras aguardaba por el elevador. Aún faltaban varios minutos para que finalizara el horario de visitas.

Pin.

Escuchó un ruido y las puertas plateadas se corrieron frente a sus ojos. El elevador estaba vacío y en la soledad del mismo su cabeza comenzó a maquinar la situación que se le avecinaba. Todavía no entendía cómo había accedido a ir al hospital; una parte de ella seguía creyendo que era un completo error, pero había otra, mucho menor aunque insistente, que aparecía cada vez que se cuestionaba las cosas. Necesitaba respuestas.

Día y noche no dejaba de pensar en el porqué de las cosas. ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué se dejó manipular? ¿Acaso era más importante el amor que sentía por Danielle que la amistad que compartían ambos?

Demasiadas preguntas que carecían de respuestas convincentes. Podía hacerse una idea pero nada se acercaría a la realidad como escucharlo de la propia boca de Logan.

Según Dean, Logan seguía en observación y había que tratarlo con delicadeza. Nada de noticias fuertes o semejantes.

«Encontrarme con él ya es algo fuerte» pensó.

Mientras caminaba por el pasillo no dejaba de implorar porque alguien estuviese allí dentro con él. Por el momento sólo se permitía que entrara una visita a la vez, y a juzgar por la hora, si alguien estaba con Logan, estaría allí hasta el final. Sería una tremenda falta de respeto de su parte interrumpirlos en medio de una charla.

«¿En verdad quieres que pase eso?»

Meneó la cabeza y enterró de regreso en las sombras su parte racional.

Dobló por el pasillo y a mitad de camino estaba la habitación de Logan. De pronto se encontró caminando en cámara lenta. El corazón le latía como un tambor en carnaval.

«Por favor. Por favor. Por favor» repetía en su mente como un mantra.

Se asomó a la ventana y vio a Logan postrado en la cama. Miraba por el ventanal la agitada ciudad de Los Ángeles. Pero fuera de eso no había nadie más con él.

El corazón le dio un vuelco al verlo. Recordaba la última vez que lo había visto en persona; lleno de máquinas y cables que lo mantenían sedado. Ahora estaba despierto, lúcido, con posibilidades de hablar y defenderse.

Entonces, sin previo aviso sucedió lo inesperable. Con un leve movimiento de cabeza los ojos de Logan se toparon con los de Alice. Paralizada por el asombro no fue capaz de apartar la mirada. Su semblante lucía diferente, nada que ver con el odio que destilaban sus azulados ojos cada vez que la veían. Había algo distinto en ellos; más humano.

Parpadeó y agachó la mirada al ver el dolor sofocante en las facciones de Logan. No entendía cuál era el truco. ¿Cómo hacía para transmitirle esos sentimientos? ¿O en verdad así era como se sentía? ¿Sería posible que volviera a ser el mismo de antes? Y si era así... ¿sería capaz de perdonarlo?

Se recargó contra la pared e inspiró profundo. El olor a desinfectante se impregnó en sus fosas nasales, causándole algo de nauseas.

Apartó el flequillo de su rostro y dejó las manos reposar sobre sus ojos. Sentía las piernas como gelatina pero no se iba a derrumbar; no delante de todo aquella gente.

Ya había tomado una decisión y no podía echarse para atrás. Recogió parte del valor que se extinguió al ver el rostro de Logan e hizo con él el impulso que necesitaba para abrir la puerta y adentrarse en la habitación.

El corazón se le detuvo al sentir la atmosfera tibia del lugar. Si bien se encontraba a un par de metros de distancia, la cercanía con Logan era impresionante. Si se esforzaba podría ser capaz de escuchar el latir de su corazón.

MANIPULADO | Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora