{Capítulo 25}

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Otra vez volvía a sentirse cansado, somnoliento. Su mente era una bruma espesa, difícil de conectar con ella porque el esfuerzo suponía una cantidad de energía que su cuerpo no tenía para brindarle.

Su corazón latía a un ritmo lento pero constante, como si no fuera consiente del trabajo que le llevaba concentrarse o respirar.

—Dime más de ese momento. —La voz de Chris hizo eco entre la bruma de su mente. Entrecerró los ojos, buscando entre sus memorias aquello que él quería saber.

—Danielle estaba ahí, apuntándoles con un arma—responde con voz monótona—. Yo me interpuse, porque no quería que Dean saliera herido.

—¿Y Alice sí?

Logan ladeó la cabeza y se tomó un momento para pensar.

—No—confiesa—. Tampoco quería que la lastimaran.

—¿Y qué obtuviste a cambio por hacer eso?

Traga duro al recordar el dolor en sus entrañas; la fuerza con que las balas impactaron en su carne.

—¿Sigues queriendo a Danielle después de todo esto?

¿Seguía queriéndola después de eso? No, no lo hacía. Las cosas cambiaron cuando ella llegó. Su vida dio un giro de ciento ochenta grados, y si no hubiera hecho algo para evitar ese momento, ahora Dean y Alice estarían muertos.

Pero había algo, como una pequeña vocecilla resonando en lo más recóndito de su mente que le hacía pensar todo lo contrario. Danielle no había sido mala, sólo había querido enseñarle la verdad.

Enterró la cara en sus manos. Estaba demasiado mareado. No entendía por qué siempre se sentía tan mal.

Bebió el poco jugo que le quedaba con la esperanza de que el azúcar de la naranja le quitara el dolor de cabeza. Sentía la boca reseca, y no importaba cuánto mojara sus labios, su boca carecía de saliva. Necesitaba agua ya.

Se dejó caer de espaldas sobre las almohadas. Abrió los ojos un instante y las cosas a su alrededor se tornaron borrosas.

Se sentía tan débil, exhausto. Quería terminar de una vez.

Chris acercó el pequeño banquillo más cerca de la cama, se inclinó hacia adelante, sus labios cerca del rostro de Logan.

—¿Por qué crees que Danielle quiso matar a Alice?

Logan abrió los ojos, delirante.

—Porque...Ella no...

—¿Existe alguna razón para que Alice quisiera verte muerto?

Frunció el ceño, incapaz de creer semejante disparate.

—Alice... Ella es mi mejor amiga... Alice nunca...

—Recuerda, Logan. Sabes que no puedo ayudarte si no me dices toda la verdad. ¿En serio estabas dispuesto a morir por alguien como ella?

Él meneó la cabeza. ¿Por qué decía algo como eso? Alice no era mala persona... ¿o sí?

Apretó los ojos y las imágenes lo abrumaron de pronto. Demasiado rápidas, demasiado distorsionadas como para entender la conmoción del momento. Las voces se superponían unas con otras; veía los labios de alguien moverse, los ojos de alguien más, pero no podía darle un rostro al desconocido, así como tampoco una voz.

—Me dijiste que Alice estaba enferma. Dijiste que ella estaba loca de amor por ti. —Su voz era un dulce ronroneo para su oído.

Quería decir que no. Que eso había sido cosa de Danielle. En los últimos días Alice se comportó de forma dulce, amable, no como el monstruo que Danielle le describía. Pero la duda lo embargó de pronto. ¿Y si ella había jugado con su mente? ¿Y si todo era una mentira?

MANIPULADO | Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora