Danielle había causado mucho daño, quizás, demasiado. Más del que uno podría imaginar. Y ahora que las cosas podían volver a ser como antes, ahora que Logan estaba recuperado y arrepentido de todo el daño que causó, Alice se convirtió en Danielle. Lo culpó por todo, le hizo sentir que era la peor persona del mundo y ahora, la poca amistad que podía llegar a existir entre ambos se esfumó como la escritura en la arena.
Tal vez, solo tal vez, así debían ser las cosas. Estar separados. Invirtió toda su energía física y mental en regresar a alguien que claramente (al principio) no deseaba abrir los ojos. Sufrió más de la cuenta solo porque ella no supo cuándo parar. Se guardó todo lo que sentía y terminó por explotar en el peor momento.
¿Qué si se arrepentía? Sí, lo hacía. Pero no iría a buscar a Logan. No le rogaría que la perdonara. Tal vez solo debería ir y decir que lo lamentaba sin esperar nada a cambio de él. Sin embargo, la realidad era muy clara: ambos tenían heridas por sanar; heridas que una vez cicatrizadas serían muy difíciles de olvidar u ocultar.
Deberían madurar. Aprender a lidiar con sus errores y seguir avanzando por el camino de la vida. Probablemente volverían a reencontrarse en la adultez y recordarían su adolescencia como un amargo capítulo en sus vidas, perdonándose mutuamente y empezando desde cero una nueva amistad. O tal vez actuarían como extraños, saludándose por compromiso y siguiendo adelante por el camino que forjaron.
Sea lo que sea que sucediera, no pensaría en ello. Ya no estaría más triste, ya no lloraría. Seguiría adelante con su vida tal y como Logan lo estaba haciendo. Tal y como todos a los que conocía seguían haciendo...
Dean se mantuvo al pie del cañón siempre. Estuvo para ella cuando más la necesitaba y siguió a su lado una vez que todo terminó. Y aunque le costara admitirlo, en aquellas dos semanas que trascurrieron, Dean pudo ver un cambio notorio en Alice. Ya no era la misma chica de antes. Sería ingenuo de su parte pensar que podría volver a serlo luego de las barbaridades por las cuales atravesaron, pero jamás pensó que su cambio sería tan radical. Lucía diferente y a decir verdad, le gustaba. Le gustaba la nueva Alice. Mucho más fuerte y decidida aunque no lo suficiente como para ser un témpano de hielo; guardando parte de la esencia que la caracterizaba.
Si hubiera adoptado esa actitud desde el principio se hubiera ahorrado el sufrimiento. Pero lo hecho, hecho estaba y no podían cambiar el pasado.
Hasta la fecha ni una sola vez se mencionó el tema "Logan" porque era un tema zanjado y no había nada que discutir. Tanto Alice como Logan habían tomado una decisión y Dean no era quién para meterse si veía que las cosas funcionaban bien entre ambos. Aunque no pudo negar que tuvo miedo del cómo reaccionaría Alice cuando le dijera la verdad...
—¿Hablas en serio? —Alzó las cejas y no se molestó en ocultar su sorpresa.
Dean se frotó las manos y remojó sus labios que por alguna razón los sentía demasiado secos.
—Los padres de Logan decidieron viajar a Napa para pasar tiempo en familia y, ya sabes, es un lugar tranquilo y apartado. ¿Qué mejor lugar para sanar?
Alice asintió comprensiva. Caminar por el bosque, cabalgar entre los viñedos, respirar el aire de la montaña era sin duda un paraíso para cualquiera. Entendía el porqué querían llevar a Logan allí, como también el que quisieran que Dean los acompañara. Tenían varios asuntos pendientes y si pensaban asistir a la misma universidad debían tener todo el asunto zanjado.
—¿Entonces... irás?
Dean meneó la cabeza, como si todavía, a un día de partir, estuviera sopesando su respuesta.
—Pues sí —soltó en un suspiro—. Creo que lo necesito.
Alice esbozó una sonrisa, lo rodeó por el hombro y lo estrechó contra sí en un afectuoso abrazo.
—Pues yo creo que haces lo correcto. Ambos lo necesitan.
—¿Qué hay de ustedes dos? —preguntó al cabo de unos segundos de silencio.
Ella se apartó y pareció retarlo con la mirada.
—Ambos tomamos una decisión. No hay nada de qué hablar.
Dean sonrió con tristeza. En cierta forma los entendía pero le dolía que los tres mosqueteros no volverían a estar juntos.
La época de escuela comenzó. Todas las Universidades abrieron sus puertas al aluvión de estudiantes. Los campus se llenaron de vida y las aulas ya no tenían asientos vacíos.
Después de tanto dolor y sufrimiento, Alice recibió una de las mejores noticias que podría haber recibido: logró el ingreso a la universidad de Nueva York. ¡Podría estudiar su carrera soñada, compartir la experiencia junto a Dean!Pero había algo que le impedía comenzar. No se sentía mentalmente preparada para empezar la vida universitaria. Todavía debía sanar las heridas que le quedaban, disfrutar del tiempo libre, descubrirse a sí misma. Necesitaba con urgencia un tiempo para sí, donde su única preocupación fuera qué libro leer, cuál película ver, escalar una montaña o haraganear en la playa. Y, sobre todo, buscar en alguien la ayuda que alguna vez necesitó, y así crecer y avanzar.
Absurdo o no, Alice se reservó el hecho de que asistía a terapia con Susan. Era tonto, sí. Después de todo Dean no era quién para juzgarla, pero a decir verdad no le interesaba compartir esa información con él.
Le alegraba que al menos Dean fuera finalmente feliz. Había hecho varios amigos y en medio de sus estudios comprendió lo que realmente quería. Si bien su idea había sido estudiar Cultura y Desarrollo Humano, entendió que su carrera, lo que realmente anhelaba ser, era psicólogo. Así que aplicó a varias Universidad incluyendo una de las más prestigiosas en Londres. Hasta la fecha aguardaba con impaciencia y entusiasmo la carta de aceptación de alguna de ellas, porque sabía —y ella también—, que lo conseguiría.
Pero lo mejor era que su relación con Logan volvía a ser la de antes. Y no podía estar más feliz por Dean.
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MANIPULADO | Libro #1
RomanceSe puede manipular a las personas hasta el punto en que estas llegan a cometer actos terroríficos. Copyright © All Rights Reserved. "Los hechos y/o personajes de la siguiente historia son ficticios, cualquier similitud con la realidad es pura co...