{Capítulo 3}

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Los días pasaron, y aunque Alice se le hizo extraño que Danielle no pasara tiempo con su novio — cuando éste se juntaba con sus amigos—, no le dio mucha importancia. Se olvidaba de que ella existía y podía pasar tiempo con Logan.

No obstante, se notaba que Logan amaba con toda su alma a Danielle, y le daba tristeza que ella no pasara tiempo con sus amigos. Era como vivir dos vidas, una con Danielle y otra con Alice y Dean. Se suponía que ella también podía salir con ellos.

Un día, mientras estaban en la casa de Danielle, Logan tomo coraje y le preguntó a su novia lo que lo tanto lo mantenía afligido.

—  ¿Por qué no te gusta estar con mis amigos?

"Porque son unos completos idiotas. Aun no puedo creer que seas amigo de ellos" Pensó. — Amm... No lo sé. Me gusta que pases tiempo con ellos.

— Sí pero tú también puedes pasar tiempo con nosotros. Quiero tratar de cumplir con ambas partes pero en verdad sería bueno que pudiéramos juntarnos y ser todos amigos. Dean y Alice están dispuestos a ser tus amigos pero no pueden porque tú nunca sales cuando yo estoy con ellos.

Danielle se volteo y fingió estar buscando algo en las gavetas de su habitación, solo para ocultar su cara de desagrado. En verdad odiaba a los amigos de Logan, quería que se separara de ellos y que él formara parte de los amigos que ella tenía.

— Pues tú no pasas tiempo con mis amigos.

— Porque no me los presentaste. —Respondió con sencillez.

Danielle se volteó para verlo. — Hagamos algo. ¿Por qué mañana no vienen tus amigos a mi casa? Mis padres no estarán así que podremos divertirnos.

— ¿En serio? — Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro.

— En serio. Pero tienes que prometerme que el sábado vendrás conmigo a una fiesta que tenemos mis amigos y yo.

— ¿El sábado?

— ¿Hay algún problema?

El sábado era noche de películas con Alice. Comían mucha comida chatarra y disfrutaban de un buen par de películas hasta altas horas de la noche.

— Am... Bueno —Comenzó a dibujar figuras en las sábanas de la cama dónde se encontraba sentado—. El sábado es noche de películas y...

— ¡Es solo un sábado! Ya pasaste mucho tiempo con Dean y Alice. Mañana yo pasaré un tiempo con ellos, y tú deberás hacer lo mismo con los míos. Solo quiero que pases un tiempo con mis amigos para ver qué tal te caen.

Logan suspiro. En parte Danielle tenía razón.

— Tienes razón. Un sábado no tiene mucha importancia. Tú eres primero, ¿no?

Esa misma noche Logan hablo con Alice y Dean para invitarlos a la casa de Danielle. Dean no tuvo ningún problema, acepto enseguida. Por otra parte, Alice demoró en contestar. No le agradaba para nada estar cerca de ella, es más,  prefería que Logan pasara tiempo con Danielle y que luego fuese con ellos.

Después de varias suplicas por parte de Logan, no tuvo más remedio que aceptar.

Como en Los Ángeles la mayor parte del tiempo hace calor, ese día fue perfecto para nadar en la piscina.

Alice quedo verdaderamente impactada cuando vio la casa de aquella joven. Se podría decir que las paredes no existían. Toda la planta baja estaba recubierta de vidrio y solo las áreas de los dormitorios y baños, que había en la parte superior, tenían paredes.

La piscina era gigantesca, y ni hablar del jardín. Parecía que el jardinero de la Reina de Inglaterra estuvo allí.

— ¡Bienvenidos! —Dijo descendiendo por las escaleras.

— ¿En serio es tu casa? — Preguntó Dean. Tenía la boca tan abierta que parecía tocar el piso de azulejos.

— Pues sí —Sonríe—. Me alegra que te guste.

— ¡Esta de lujo!

Logan rió.

— ¿Y tú? ¿Qué opinas? —Mencionó viendo a Alice.

—  Am... es muy linda tu casa.

Danielle sonrió, pero Alice supo que era una sonrisa falsa, como ella.

— Bueno... ¿Por qué no nos cambiamos y vamos a la piscina?

— Sí —Se escucho decir en unísono.

Alice terminó de colocarse su bikini y salió del baño que había utilizado. No sabía dónde dejar su bolso así que decidió llevarlo con ella a la piscina. Mientras intentaba recordar por dónde era que estaban la escalera que llevaban a la planta baja, escuchó un par de risitas que provenían de una habitación. Decidió acercarse y se percato de que la puerta estaba entre abierta; inmediatamente reconoció la voz de Danielle. Se asomo para observar que sucedía dentro y vio a Logan, besando lentamente el cuello de su novia mientras ésta reía y lo abrazaba de la cintura.

Se alejo de la puerta rápidamente. Sentía como las lágrimas querían salirle por los ojos pero no podía llorar, si lo hacía todo mundo le preguntaría que le había sucedido y ella no quería eso. Pensó en irse pero no podía hacerlo porque le había prometido a Logan pasar todo aquel día junto a Danielle.

<< ¡Buen día eligieron para besuquearse!>> pensó.

Abajo, en la piscina ya se encontraba Dean, no había podido esperar a que todos estuviesen allí. Alice miro para arriba, se imagino que la ventana que daba al patio trasero era la habitación en la que estaban Logan y Danielle besuqueándose.

Se sentó en una de las sillas que habían allí y dejo su bolso a un costado.

—  ¡¿Qué estas esperando para entrar?!

— ¿No deberíamos esperarlos?

— ¡¿Para qué?! ¡Yo ya me estoy divirtiendo! —Se zambulló.

Alice rió y no pensó ni dos segundos, se lanzó a la piscina de inmediato.

No sabe cuánto tiempo pasó pero debieron de haber pasado unos veinte minutos antes de que Logan y Danielle llegaran.

— ¿Dónde rayos estaban ustedes dos?

— Lo lamento, creo que nos demoramos un poco.

Ambos se metieron al agua y comenzaron a divertirse...  O algo así.

Logan, Alice y Dean eran los que mayormente se divertían. Danielle se había colocado unas gafas negras para que su rostro de desagrado quedara parcialmente escondido. Ella nunca jugaba con pelotas dentro de la piscina, solo se recostaba en su silla inflable con sus amigas y disfrutaban de una rica bebida.

Fue en ese momento que Dean se acerco al borde de la piscina, tomo su mochila y saco una bolsa transparente con tiras de regaliz rojo.

— ¡Miren lo que tengo! —Sacudió levemente la bolsa y luego comenzó a lanzar el contenido por la piscina.

Alice logró atrapar algunas tiras mientras que las demás flotaban en la piscina. Logan se estiro para atrapar una, aquellas eran unas de sus golosinas favoritas. Pero ni bien vio la expresión de Danielle dejo de lado la tira de regaliz.

—  ¿Qué pasa?

— Creo que no es buena idea hacer esto.

—Siempre lo hacemos. Además es tu favorito —Tomó una tira y la hizo bailar frente a su rostro.

— ¡Basta! —La golpeó en la mano con fastidio.

Alice aparto la mano de inmediato. Fue incapaz de ocultar su rostro de sorpresa.

— No quiero regaliz, ¿Es difícil de comprender? —Todos callaron—. Mejor salgamos de aquí.

Y tanto pronto como dijo eso, él y Danielle salieron de la piscina.

MANIPULADO | Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora